Salto de Roldán y Peña de San Miguel o Peña Sen (1.123 m). Subida por senda y vía ferrata. Distancia: 1,2 km. Desnivel: (+ -) 100 m. Duración total: 1,45 horas. Dificultad y esfuerzo necesario: tramo de sendero fácil ;tramo de ferrata K1 escala Hüsler, difícil.

Hola de nuevo amigos y seguidores de mi blog. Hoy me voy con mi amigo Ángel a hacer una corta pero atractiva ruta de senderismo por la Sierra de Guara. Nos vamos a subir una de las dos peñas que conforman el famoso Salto de Roldán, más concretamente la Peña San Miguel o Peña Sen, como también se la conoce.

Es 7 de octubre de 2023 y la mañana nos salió preciosa en destino, con un sol radiante, aunque con algo de bruma en la distancia. Estamos en la sierra de Guara, en la comarca aragonesa de la Hoya de Huesca y dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.

Hoy estamos en la sierra de Guara, la zona naranja del mapa, dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara

La Sierra de Guara es una cadena montañosa que conforma una de las primeras estribaciones de los Pirineos, en los conocidos como Prepirineos. Se encuentra situada a unos 25 km al noreste de la ciudad de Huesca. El macizo está formado por piedra caliza del Paleógeno – hace 66 millones de años- y, en su borde sur, por un estrato superior basto de gres o piedra arenisca del Mioceno – hace 23 millones de años- y que tiene naturaleza mayoritariamente de conglomerado, producto de la erosión posterior.

El círculo amarillo señala la zona de la Sierra de Guara donde me encuento

Cómo llegar a lugar del inicio de la caminata

Todo depende de la zona desde donde vengáis. Pero si lo hacéis desde Zaragoza capital, como yo, hay que tomar la autovía A-23 o autovía Mudéjar dirección Huesca. Nos ponemos en ruta y nada más salir de la capital, una niebla espesa nos envuelve en la autovía. Esperemos que despeje pasado Huesca, porque si no, la excursión no se va a lucir nada en cuanto a vistas se refiere.

Niebla espesa por la autovía A-23 hoy, esperemos que levante

Pasado Huesca, afortunadamente la niebla ya ha levantado y vemos el cielo azul. Ahora hay que tomar la salida 375 a la altura de la localidad de Nueno. Llegamos a una rotonda, y en ella, cogeremos la primera salida hacia el pueblo de Sabayés. Este pequeño y tranquilo pueblo (sólo tiene 30 habitantes) a 14 km de Huesca, pertenece al municipio de Nueno y está  situado en una pequeña colina a la falda de la sierra de Guara, cerca del Río Isuela.

Avanzando con el coche, enseguida vemos la silueta de la iglesia de Sabayés al frente. Continuamos por la carretera hacia la izquierda. Un cartel nos indica claramente que estamos en la sierra de Guara.

Sabayés
La carretera gira hacia la izquierda, bajo la iglesia

A lo lejos, ya se aprecia la silueta de la Peña de San Miguel, y arriba del todo, las ruinas del castillo de Sen, ese cuadrado pequeño que se ve en la foto.

Peña de San Miguel con las ruinas del castillo de Sen en su cumbre

Dejamos atrás Sabayés y su iglesia y nos despedimos por el momento de su silueta y del pico que se ve tras ella, el Gratal que ya he subido en otra ocasión y que podéis ver en mi blog :

https://momentum.photo.blog/2019/12/21/ascension-al-pico-de-gratal-1-567-m-por-la-cara-norte-desde-la-hospederia-de-arguis-970-m-en-las-sierras-exteriores-prepirenaicas-huesca-distancia-1438-km-desnivel-600-metros/

La iglesia de Sabayés, y tras ella, el pico Gratal

A los pocos metros a la salida del pueblo, se toma de nuevo un desvío hacia la izquierda que está bien indicado, dirección Santa Eulalia y Embalse de Belsué.

Hay que desviarse a la izquierda, dirección Santa Eulalia

Por aquí la carretera tiene buen firme. Vemos ya a lo lejos Sabayés, la Sierra, y el pico Gratal en la lejanía.

De momento el firme aquí es bueno

Ahora ya se observa, además de la Peña de San Miguel, asomando tras ella, la Peña Amán, el otro gran farallón de conglomerado que forma el Salto de Roldán.

Peña San Miguel y Peña Amán, ambas todavía en la lejanía

Seguimos avanzando por la carretera hacia nuestro destino, totalmente solos. No nos hemos cruzado de momento con nadie.

Al doblar una curva, y en las faldas de la Sierra de Guara, vemos el coqueto pueblo de Santa Eulalia de la Peña, que se mimetiza casi perfectamente con el paisaje. Habrá que ir a visitarlo algún día.

A la derecha de la foto, en la falda de la montaña, Santa Eulalia de la Peña
Zoom sobre el pueblo de Santa Eulalia

Desvío hacia el aparcamiento de la Peña de San Miguel

En un momento determinado, antes de tomar una curva hacia la izquierda , vemos varias señales, una que nos dice como ir a Santa Eulalia continuando por la carretera, y otras de color verde, que nos indican como ir al Salto de Roldán y otros lugares, desviándonos por una pista asfaltada que sale a la derecha. Estad atentos no os la vayáis a pasar.

Punto de la carretera en el que la dejaremos para tomar la pista

La carretera ahora se estrecha claramente, y el firme aparenta a priori ser peor. Yo llevo un turismo, y además el suelo de mi coche es bajo, espero no tener problemas.

Inicio de la pista asfaltada, mucho más estrecha a primera vista
En esta foto se aprecia la diferencia de conservación entre la carretera convencional que dejamos y la pista asfaltada
Por aquí suben ciclistas, tal y como refleja un cartel al inicio de la pista

Otra señal un poco más inquietante nos indica que no se puede circular rápido y que hay que tener mucha precaución, pues lo único que existe a nuestra derecha es un gran precipicio. Así que cuidado al ir por aquí, no hay quitamiedos ni barreras de protección.

Precipicio sin barreras ni quitamiedos…mucha precaución

A medida que avanzamos tranquilamente, vemos que además de tener el precipicio a la derecha, la pista se estrecha todavía aún más y el firme es aún peor. Aparecen tramos donde parte del asfalto ha desaparecido dejando algunos baches. Pienso que más vale que no nos encontremos con ningún coche bajando de frente, porque a duras penas pasaría, no hay cuneta para dejarle paso, sobre todo en el último kilómetro.

Pista estrecha, baches y precipicio, mucha precaución al circular por aquí

Llegada al aparcamiento del collado San Miguel (1.014 m)

Tras unos veinte minutos en coche desde que dejamos Sabayés llegamos al aparcamiento del collado de San Miguel. Como os he dicho antes, no hace falta llevar un vehículo todo terreno y se puede llegar hasta aquí con un turismo, pero conduciendo con mucha precaución. No hay muchas plazas disponibles en este lugar, – una pequeña explanada de tierra a un lado de la pista- pero suficiente para la afluencia de gente que suele venir por aquí, que no es poca.

El aparcamiento está a la derecha según se viene subiendo por la pista, se ve muy bien, hay paneles explicativos y la Peña San Miguel se aprecia claramente en lo alto, con lo que no tiene pérdida. No obstante, no está al final de la pista, que continúa por la ladera de la montaña, así que hay que prestar atención para no pasárselo.

Aparcamiento del collado de San Miguel

Inicio de la ruta: el sendero S9 desde el collado

El recorrido está señalizado como S-9, que se encuadra dentro del Parque Natural de la Sierra de Guara, en la ruta del PR-HU 168 (pequeño recorrido de la provincia de Huesca, Salto de Roldán, Peña San Miguel)

Nada más aparcar y bajar del coche, ya vemos la Peña San Miguel, o más bien su silueta, -pues tiene el sol a su espalda-, alzarse altiva sobre nuestras cabezas. ¿Hasta allí hay que subir? desde aquí parece una mole inexpugnable, pero pronto encontraremos el sendero que nos permitirá alcanzarla, aunque eso sí, algún tramo no será tan sencillo como una simple caminata. La senda parte justo desde el aparcamiento y se dirige directo hacia la silueta de la peña.

Dirección a seguir, e inicio de la ruta desde el aparcamiento

Nos equipamos para realizar la excursión – no se puede ir con deportivas ni nada por el estilo, se requiere calzado de montaña- y nos hacemos la foto de rigor de inicio de ruta. La mañana está estupenda y hace una temperatura muy agradable. Nuestro objetivo; coronar la Peña de San Miguel, el mallo más grande del Salto de Roldán. Para los que no lo sepáis, deciros que el vocablo «mallo» es un término aragonés que significa formación geológica vertical que está, o aparenta estar, exenta. 

Foto de inicio de ruta: ¡ a por la Peña de San Miguel!

Antes de comenzar a caminar, echamos un vistazo a los paneles explicativos que nos encontramos junto al aparcamiento. Les hago alguna foto que luego os pondré en la descripción de la ruta, al final de la entrada del blog.

Paneles explicativos de la ruta y del entorno de la Peña de San Miguel, dentro del Parque Natural de la Sierra de Guara

Tras los paneles, mirando hacia el norte se contempla parte de la Sierra de Guara y el cortado que ha tallado en su base el río Flumen.

Parte de la Sierra de Guara, al norte

Pues bien, son las diez menos cinco de la mañana y comenzamos a caminar. Nos espera un recorrido de apenas un poco más de un kilómetro y 100 metros de desnivel a superar. Aparentemente es muy sencillo de hacer, para nosotros que estamos acostumbrados a caminatas interminables por el Pirineo y a superar más de 1.000 metros de desnivel positivo y negativo, debería ser pan comido, pero no todo es lo que parece, como luego os contaré.

Inicio del sendero

Nada más comenzar, a la izquierda, hay un poste que tiene clavadas unas tablas de dirección en las que no se ve prácticamente nada. Se adivina la inscripción Salto de Roldán, y los colores verde y blanco de las sendas de pequeño recorrido de Huesca.

Poste con señales prácticamente ilegibles

Seguimos caminando y hago una foto hacia el aparcamiento, que dejamos atrás para que os hagáis una idea de la localización del inicio de la ruta.

Vista hacia atrás, abandonamos el aparcamiento

Un poco más adelante, han puesto remedio al maltrecho poste anterior. Uno más moderno y cuya señal es de metal, indica claramente la dirección hacia la peña por el sendero S9, en el que estamos. Esto ya es otra cosa.

Poste más moderno en el que indican la dirección hacia la peña

Esta primera parte de la subida es muy fácil. La senda es muy accesible. Poco a poco vamos viendo como la explanada del aparcamiento queda abajo, y se hace cada vez más pequeña. El camino nos irá llevando hacia la cara norte de la peña.

El aparcamiento, abajo, cada vez más pequeño. Al fondo, a la izquierda asoma el pico Gratal

Hay tramos, que a pesar de estar equipados, en este caso con tablas a modo de escaleras, no resultan tan cómodos, por la separación entre escalones y porque están ya algo trillados. En la foto mi amigo Ángel lo experimenta en persona haciendo sarcásticos comentarios sobre la » cómoda» senda.

Ángel en apuros luchando con los incómodos escalones

Cada vez se ve el aparcamiento más y más pequeño, pero también se puede observar la pista asfaltada por la que hemos llegado en coche. Normal que indique precipicio peligroso en las señales…menuda caída.

Vista atrás. La explanada del aparcamiento, ya muy pequeña. Con flechas, la pista asfaltada por la que hemos venido

Pronto llegamos a un cruce, pero hay que seguir ascendiendo por la senda, ya que el camino de la derecha nos llevaría a la base de la peña, a una zona de cortados, muy espectacular por las vistas – y algo expuesta -, pero cuyo recorrido termina cuando ya no es posible seguir progresando.

Vamos acercándonos hacia la pared de la Peña San Miguel

En el horizonte, a la izquierda del barranco que configura el río Flumen entre la Sierra de Guara, se ve el Pico del Águila, con sus características antenas, que visité en otra ocasión y que nos proporciona unas estupendas vistas de toda la zona de la Hoya de Huesca, el Salto de Roldán, el Pantano de Arguis y los picos del entorno.

Pico del Águila (1.623 m) con el zoom. Se distingue muy bien por las antenas de telecomunicaciones que hay en su cima

El sendero sigue acercándonos cada vez más a la pared de roca buscando su lado norte. En la distancia, sobre la ladera, veo un montañero pertrechado con casco y cuerdas. Está progresando por ella, y por la vía ferrata que nosotros deberemos superar más tarde.

En el círculo un montañero equipado para subir vías ferratas. Con las flechas la ruta aproximada de la ascensión
Hago zoom y distingo al montañero y algunas de las clavijas sujetas en la roca

Y a la izquierda de nuestra posición, el vacío, y rellenándolo, otro mallo, el llamado Pico del Fraile (1.036 m) menor en altura que los otros dos que conforman el Salto de Roldán, pero no por eso menos espectacular. Totalmente individualizado en el paisaje, es una perfecta atalaya de observación para la numerosa población de buitres que por aquí habitan, como más tarde pudimos comprobar.

El mallo llamado Pico del Fraile (1.036 m)

Son las 10:10 horas y ya estamos muy cerca de la pared de la peña, y de comenzar a subir por la vía ferrata. Llevamos unos escasos 15 minutos hasta el momento, de cómodo recorrido.

El sendero se acerca ya a la base de la pared

Inicio de la ascensión por el primer paso equipado

Pues bien, llegados a este punto es el momento de superar la parte más vertical de la Peña de San Miguel para llegar hasta su cima. Nos encontramos con el primer paso equipado, muy fácil, consiste en una cadena y un asidero final que nos permite salvar unos dos metros de desnivel sobre la pared de roca, para llegar a una cornisa.

Cadena y asidero en el círculo. En amarillo la dirección que tomaremos por la cornisa de roca

Esta cadena viene muy bien porque sin ella sería muy difícil subir por la roca, sobre todo porque resbalaría demasiado si el día está húmedo y lluvioso.

Mi amigo Ángel subiendo por la cadena

Tras este primer punto, y una vez alcanzada la pequeña cornisa, existe una sirga anclada en la roca, a modo de pasamanos, que nos facilita el paso por esta zona.

Sirga clavada en la roca que facilita el paso

Después hay que seguir avanzando por la senda que va pegada a la roca y en parte cobijada por ella, donde ya no existe ninguna sirga metálica, tal y como os muestro en la foto a mi espalda.

Una vez superada la primera cadena, hay que continuar por la senda pegada a la pared de roca

Tras recorrer este tramo llegaremos a la zona de las clavijas y de la pequeña vía ferrata de la Peña de San Miguel.

La vía ferrata K1 escala de Hüsler

Bueno, pues hemos llegado a la vía ferrata. Antes de nada, tened claro que una vía de este tipo puede realizarla cualquier persona que tenga una mínima capacidad física, pero no hay que llevarse a engaño, hay que acertar con el nivel de dificultad que cada uno será capaz de superar.

Y luego está el factor psicológico. Si no estás acostumbrado a subir este tipo de vías, a primera vista puede impresionar, y mucho, hasta el punto de que hay gente que se llega a bloquear y se siente incapaz de superarlas. Si te pasa eso, por favor, no lo hagas, porque subir con miedo puede ser fatal y contribuir a que se produzca un accidente. Es mejor darse la vuelta.

Y no hablo ya de personas con mucho vértigo. Sobre todo al bajar, porque al subir no se acusa tanto, pero hay en la bajada…en estos casos sería bueno llevar equipamiento para asegurarse, como arnés, disipador y equipamiento de ferrata, si no se tiene la seguridad necesaria para hacerlo.

Segundo paso equipado: primer tramo de clavijas (1.095 m)

Este paso, de unos 8 metros de altura, está acondicionado con grapas a modo de escalera, y está dividido en dos pequeños tramos, el primero es más vertical que el segundo. También existe una línea de vida, para anclar el arnés si se lleva.

Según la nueva Escala Hüsler, la dificultad de la vía ferrata se basa en cinco criterios de evaluación, del 1 al 4, donde el 1 es el de más baja dificultad y el 4 es el de máxima . Esta pequeña vía ferrata de la Peña San Miguel, está clasificada como ´fácil, pero no deja de ser una ferrata, así que tened en cuenta las recomendaciones que os acabo de decir antes de afrontar su ascensión.

Foto que hago del inicio de la ferrata, antes de subirla

El primer tramo de clavijas es vertical, y tiene bastante pendiente. Nosotros la subimos sin ningún tipo de equipamiento, pero como se puede ver en la foto, tiene una línea de vida (la sirga metálica al lado de las clavijas para sujetar el arnés).

En cuanto a mí, os voy a contar lo que sentí. Yo he caminado mucho por el monte pero nunca había hecho una vía ferrata. Cuando vi ante mis ojos la pared y lo que tenía que subir, me quedé un poco perplejo. Tendría que ascender «eso» tal cual, sin ningún tipo de aseguramiento ni equipamiento, acarreando los bastones de marcha conmigo y sin la certeza de si sería capaz de superarlo.

Me daba miedo pensar que me podría caer, pero por otro lado quería subir a la peña, y superar el reto psicológico y físico de hacer mi primera mini-ferrata. También me sentía más seguro, he de decirlo, acompañado por mi amigo Ángel, experto en estas lides y que ya ha hecho unas cuantas de éstas y mucho más difíciles.

Aquí estoy, sin equipamiento ninguno, subiendo el primer tramo de la ferrata

Así que le eché valor y no me lo pensé dos veces. Me lancé el primero a subirla, y tras de mí, Ángel, que cogió mis bastones y que me iba animando e indicando los pasos a seguir. Tranquilo, me decía, es muy fácil, la suben hasta los niños…tú pon la mano aquí, el pie allá y vas subiendo….afortunadamente no tengo nada de vértigo y no me da reparo caminar por la montaña ni superar pasos expuestos, pero esto de la ferrata, es otro mundo.

Segundo tramo de la ferrata: escalera y clavijas

Una vez que me solté, ya me sentía con más confianza y capaz de superarlo todo con éxito. Al subir el primer tramo, llegas hasta una zona donde un pequeño sendero a la izquierda te lleva hasta una estructura de hormigón donde han colocado una escalera y que te facilita el paso a las siguientes clavijas.

Como he llegado primero, le hago una foto a mi amigo que sube por aquí como «Pedro por su casa». Hace que parezca muy fácil. Es importante ir con buena compañía, el ver que tu acompañante «controla», te da una confianza que yo considero valiosísima, sobre todo cuando haces algo por primera vez, como fue mi caso.

Ángel, subiendo como si nada, tras él, el hombre del casco, completamente equipado

Como os decía, la pequeña senda nos lleva hasta una escalera que se apoya directamente en la pared y que te acerca a otro tramo de grapas. En la foto de debajo podéis ver como es.

Pequeña senda que lleva hasta la estructura de hormigón donde han colocado una escalera que apoya en la pared de roca
Ahí voy, de buen humor, subiendo la escalera hacia el segundo tramo de la ferrata

Mientras voy subiendo la escalera, le hago una foto a una placa metálica que hay clavada en la pared. Pone Peña Guara, y en la base de la placa, se adivina una especie de inscripción: José Azor, año 1.978. ¿Quién es?. Nacido en 1.920, parece que fue un miembro destacado del club Peña Guara al que se le otorgó por su dedicación al mismo la la Medalla de Plata de Peña Guara y de la Federación Española de Montañismo. Parece ser que cuando tenía 58 años, llegó hasta aquí, colocó esta placa en la pared de roca y para que se supiera quién la hizo, dejó grabado su nombre.

Pues bien, voy subiendo y veo que hacia el final de la escalera, hay que pasar de la misma a las clavijas que sobresalen de la roca hacia el vacío. Este tramo me impresiona un poco más que el primero, porque la roca tiene como una especie de panza que sobresale, no es una pared recta. Luego las clavijas se pierden de vista en la parte más alta y a saber que habrá después.

En estos momentos me gustaría llevar equipamiento de ferrata, pero no es el caso, así que hay que echarle lo que hace falta y continuar, ahora no me voy a dar la vuelta. Me noto un poco tenso, no estoy agarrotado, pero reconozco que sí estoy algo nervioso.

El delicado paso de la escalera a las grapas en el segundo tramo

De nuevo la voz de mi amigo que viene animándome por detrás me reconforta y decido continuar lo mejor que pueda. Paso de la escalera a la primera clavija, con cuidado de no caerme y agarrándome bien con las manos y apoyando con firmeza las botas, y así, poco a poco, voy subiendo hasta llegar a la zona de la panza, que paso con cuidado, y luego hasta arriba.

Siempre hay una línea de vida, pero a mí me da igual, no llevo arnés donde sujetarlo, así que como si no existiera. Al terminar la última grapa, hay un espacio sin nada, y hay que echar mano de un palo de hierro doblado que te ayuda a terminar.

Una vez arriba ya los dos, le hago una foto al tramo de ferrata que se ve, y por donde sube el montañero de antes, sin casco y con la cuerda enrollada en el torso. Me siento aliviado y contento de haberlo logrado, una experiencia más para contar, y quien sabe si el inicio de la ascensión de otras ferratas, pero eso sí, de hacerlo, iré bien equipado.

Fin del último tramo

Como conclusión deciros que si lo he hecho yo, sin asegurar ni ir equipado, lo podéis hacer vosotros, siempre que tengáis una forma física aceptable y estéis acostumbrados a moveros en la montaña, aunque no lo hayáis intentado nunca, pero eso sí, con precaución y mucha atención para no caerse y sobre todo con mucha tranquilidad. Si te da impresión, tienes vértigo o no te sientes capaz, no te lo recomiendo, pues te bloquearás y pasarás muy mal rato, y no se viene a la montaña para sufrir sino para pasarlo bien.

El sendero hasta la cima de la Peña de San Miguel

Después de superar la zona de las clavijas, se toma un sendero que asciende por la ladera y que nos llevará hasta la cima de la peña. Echo la vista atrás y hago una foto para hacerme una idea de la altura a la que estamos y del camino que hemos recorrido. Son las 10:20 horas de la mañana, así que aunque parezca mentira, sólo nos ha costado subir los pasos y la pequeña vía ferrata diez escasos minutos.

Una vista atrás

A la derecha de la senda, hay algún camino que lleva hasta las primeras construcciones de piedra que ya van apareciendo por aquí. Obviamos lógicamente este pequeño desvío y seguimos ascendiendo hacia la cumbre.

Primeras ruinas a un lado del camino, preludio de lo que está por llegar

Después, un poco antes de llegar a la cima, aún tenemos que superar algún tramo de roca lisa, pero han colocado una cadena para facilitar la progresión, con lo que se hace muy fácil subirla.

Última roca equipada con cadena antes de llegar a la cumbre

Llegada a la cumbre de la Peña de San Miguel

Y finalmente ya aparecen las ruinas de los castillos que hay en la parte alta de la peña, así que luego iremos a visitarlos. Me pregunto si habrán subido por donde nosotros lo hemos hecho para construirlos. Sorprende que en un lugar tan aparentemente inaccesible, hubieran levantado hace siglos estas estructuras, sólo justificadas por su alto valor estratégico.

Castillos de la Peña de San Miguel

El Salto de Roldán

Una vez arriba del todo, sobre las 10:30 horas, la recompensa es espectacular. Las vistas son formidables. La mañana está algo brumosa, pero da igual. ¡Tantas veces observé estos enormes mallos de conglomerado desde el coche camino del Pirineo! Ahora puedo decir que he estado en la cima del mas alto, la Peña San Miguel.(1.126 m) que está al oeste.

Desde aquí veo el mallo que tengo enfrente, impresionante y altivo, es la Peña Amán (1.121 m) que está al este. Ambos forman el Salto de Roldán una formación impresionante desde el punto de vista geológico. Entre los dos, se abre el vacío de 350 metros de caída libre hasta el cauce del río Flumen, que discurre encajonado por el paraje de las Palomeras.

Foto que hago de la Peña Amán, desde la Peña de San Miguel. Estoy en el Salto de Roldán

Estos farallones albergan gran cantidad de buitres leonados -como más tarde efectivamente comprobaré- además de chovas y otras aves rupícolas. Una vez arriba nos hacemos una foto con el Salto de Roldán de fondo. Nos la hace el montañero que subió con las cuerdas, y con el que entablamos una breve conversación. Me dice que si no había hecho nunca una ferrata, que ésta impresiona un poco al principio y que es normal que estuviera un poco tenso. Bueno, no soy pues un bicho tan raro.

Inmortalizados en el famoso Salto de Roldán

La leyenda del Salto de Roldán

Como buen lugar que se precie, éste tiene su propia leyenda. Roldán era un comandante de las tropas Carolingias y sobrino de Carlomagno que en esa época luchaban en la Marca Hispánica frente al ejército del Califato de ´Córdoba.

La Marca Hispánica fue una zona colchón creada por Carlomagno en 795 más allá de la antigua provincia de Septimania del desaparecido reino visigodo de Toledo, como una barrera defensiva entre los omeyas de al-Ándalus y el Imperio Carolingio franco. Los carolingios intervinieron en el noreste peninsular a fines del siglo VIII, con el apoyo de la población autóctona de las montañas.

La Marca Hispánica abarcaba todo el Pirineo aragonés

Pues bien, cuenta la leyenda que el caballero Roldán tras caer derrotado en una batalla en las inmediaciones de Saraqusta (Zaragoza), cuando intentaba conquistarla, fue perseguido por los musulmanes a caballo, en su retirada hacia Francia, llegando hasta la cumbre de Peña Amán.

Sin otra escapatoria, decidió saltar. Espoleó a su caballo, y llegó hasta la Peña San Miguel, pudiendo escapar de sus perseguidores. No sin cierta sorna, se dice que realmente el reconocimiento debería ser para el caballo, ya que realizó un salto de ¡casi medio kilómetro!, y fue tal el ´ímpetu que le puso que dejó las huellas de las herraduras marcadas en su aterrizaje en la Peña de San Miguel. Lo curioso, y esto no es broma, es que hay unas marcas de herradura en un punto cercano a la cumbre de la peña.

El salto de Roldán

Este guerrero es el mismo que el de la famosa leyenda de la brecha de Rolando, en la zona de Ordesa, abierta en la roca con la espada antes de morir. Como se ve, el sobrino de Carlomagno es pródigo en generar antiguas leyendas en nuestro Pirineo.

Los castillos de la Peña de San Miguel

En lo alto de ambas peñas hubo dos castillos, tanto de los árabes como de los cristianos, con alternancia entre unos y otros hasta que finalmente en el año 1090 fueron conquistados por el rey Sancho Ramírez.

Hoy en día podemos disfrutar de los restos del castillo de Sen que se componen de  una iglesia, varios aljibes, una torre defensiva y una torre-aljibe. En la parte cimera, encontraremos los restos de la torre-aljibe, que son los mejor conservados de todo el conjunto.

Una foto con los castillos de la Peña de San Miguel al fondo

Una vez arriba y mirando hacia el sur, tenemos unas impresionantes vistas de la Hoya de Huesca, y se adivina con el zoom el cauce del río Flumen hasta la presa de Montearagón.

La Hoya de Huesca
Con el zoom hago una foto del río Flumen y de la presa de Montearagón

Después de disfrutar un rato de las vistas, nos vamos a recorrer toda la cima visitando los restos de los castillos. Son estructuras de piedra, bastante deterioradas, unidas por una especie de argamasa. No queda mucho, pero la verdad es que es de admirar a los hombres que las hicieron y que subieron todos los materiales hasta aquí.

Primera ruina que visitamos, parte del castillo
Una esquina de la estructura arruinada, pero que nos permite ver los materiales constructivos
No queda mucho, pero está ahí

Al dar la vuelta al castillo, descubrimos una puerta que permite entrar a contemplar las ruinas. Me asombra lo grueso de los muros. Parece como si tuviera un revestimiento doble de piedras, uno sobre otro.

Puerta del castillo de Sen
Ángel aguantando la puerta, no se vaya a caer….

Al acceder al interior sin techumbre alguna, nos da una idea de lo duro que tuvo que ser vivir en este lugar hace siglos, en un paraje tan alejado de todo. Por eso existe junto a la estructura un aljibe excavado en el suelo rocoso donde recogían el agua de lluvia para beber.

Interior de las ruinas de la pequeña fortificación
Una foto del vano de la puerta mirando hacia el Pico Gratal que se ve al fono

Una vez vistas las ruinas que quedan de la pequeña fortificación que es el castillo de Sen, seguimos recorriendo la cima y nos dirigimos hacia la siguiente estructura, la iglesia-capilla.

Hacia la capilla

No tiene techumbre, pero conserva algo de los muros y en su cabecera recuerda la zona de un altar.

Ángel sobre el muro e la capilla
Interior de la capilla
En la cabecera, alguien puso un pequeño belén montañero
Desde aquí las vistas siguen siendo formidables
Una vista del castillo desde la iglesia-capilla
Abajo, al fondo, la Peña del Fraile y la garganta del río Flumen

Y antes de volver nos hacemos unas últimas fotos junto a las ruinas y el paisaje tan estupendo que se ve desde aquí.

No queremos irnos sin llegar hasta el final de la cima de la Peña de San Miguel, así que recorremos los metros que nos faltan y al llegar allí podemos observar claramente el aparcamiento donde hemos dejado el coche. Estamos en la zona más alta de la mole que nos impresionaba hace no mucho al inicio de la excursión

Parte cimera final de la Peña. A mi espalda el aparcamiento abajo, bien pequeño
La Peña San Miguel proyectando su sombra sobre el terreno, más abajo

Un mundo de buitres leonados

Es increíble la cantidad de buitres que hay por aquí. Les hice unas cuantas fotos que os dejo a continuación para que os hagáis una idea.

Buitres leonado con el Pico Gratal de fondo
Bellas estampas de esta majestuosa ave carroñera
Infinidad de buitres salpicando el cielo

El regreso al aparcamiento

Bueno ahora toca regresar. No os voy a engañar. Ya en la cima iba rumiando la idea de que tenía que volver a bajar todo lo subido, y eso incluía la vía ferrata. Y bajar yo creo que da más apuro que subir. Y también me preocupaba la idea de que teníamos que volver con el coche por la estrecha pista, y ahora desde aquí arriba se veía mas movimiento que esta mañana. Espero no cruzarme con ningún vehículo de subida, pensaba… pero bueno, había que hacerlo así que no queda otra.

Toca descender por donde antes subimos

Esta vez Ángel bajará primero, y yo tras él. He de decir que en los tramos más difíciles, como la panza que formaba la pared de roca y que sobresalía hacia el vacío, me ayudó mucho, diciéndome dónde tenía que poner los pies en algunos momentos y ayudándome a superarlo, con lo que fui mucho mejor que si hubiera bajado solo. Yo creo sinceramente que sin la ayuda de mi amigo me hubiera dado más impresión.

Se ve distinto cuando se baja. Yo creo que es mucho peor
Foto del tramo de la panza ya superado
Primer tramo de la ferrata, una vez que ya lo descendimos
Marca del sendero S9

Pasada la zona de las clavijas, retomamos la senda en descenso y nos encaminamos ya hacia la zona del aparcamiento.

Ángel en el descenso, haciendo alguna foto hacia la Hoya de Huesca

Finalmente llegamos hasta el coche y nos hacemos la foto de fin de excursión. Son las 11:30 horas. Ha sido divertido y emocionante. Una marcha corta, algo técnica en la zona de las clavijas y la ferrata, pero ha merecido la pena, y sobre todo, personalmente me he quitado el gusanillo. Ya no podré decir que no he hecho una ferrata, aunque sea de corto recorrido.

Contentos de haber visitado la Peña de San Miguel

Ya en el coche, volvemos a bajar la pista asfaltada. La señal de peligro nos avisa del precipicio, que ahora queda a nuestra derecha. Tuve suerte, pues no me crucé con ningún coche bajando.

Retomando la pista asfaltada para regresar a Sabayés

Desde la carretera, un último vistazo a la Peña de San Miguel. Allí se ve en la cima, las ruinas del castillo. ¡ Qué pequeño se ve ahora!. La caída desde allí también es impresionante.

Último vistazo a la Peña San Miguel

Pasado el pueblo de Sabayés, nos incorporamos brevemente a la autovía que volveremos a dejar porque el día aún no ha terminado y ahora nos vamos a visitar otro sitio fantástico…pero esto es otra historia.

Salida hacia la autovía

Ha sido una bonita y breve excursión que os recomiendo, salvo que no os guste trepar, tengáis vértigo o no os atreváis con las vías ferratas…aunque sean cortas como ésta. Pero, como suele decirse en esta vida… ¿si no lo pruebas, cómo sabrás si te gusta?.

Espero que os haya entretenido la entrada y como siempre amigos y seguidores os dejo el perfil de elevación, el MIDE y el mapa de la excursión. ¡Nos vemos en momentum.photo.blog! ¡Hasta la próxima!.

MIDE, perfil de elevación y mapa de la zona

Os dejo unas fotos que son precisamente las que hice a los carteles del inicio y que os servirán para orientaros si queréis venir hasta aquí. El MIDE indica factor de riesgo 2, y necesidad de usar las manos factor 5 (el ma´ximo) tomad nota a la hora de planificar.

MIDE
Perfil de elevación
Información general

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