Subida a los Ibones de los Arnales (2.300 m) desde el Balneario de Panticosa (1.636 m). Distancia: 7 km. Duración con paradas: 5.15 horas. Desnivel positivo acumulado: 664 m. Esfuerzo necesario: moderado.

Hola de nuevo amigos y seguidores de mi blog. Hoy os traigo una salida a los ibones de los Arnales -o Arnals- realizada el 15 de agosto de 2022. Esta vez me acompaña mi amiga Mónica en una interesante jornada de montaña en la que nos hizo un tiempo magnífico. Como curiosidad deciros que el nombre de «Arnal» significa colmenar, lugar donde se guardan las colmenas. Normalmente, se instalaban al cobijo de rocas que servían de protección. Cabe pensar que el origen del topónimo estaría en algún paraje donde había abejas.

Hoy estoy en la Comarca del Alto Gállego

Estos ibones están al pie de los picos del mismo nombre, cuya cumbre más alta alcanza los 3.001 m de altitud. Los ibones marcan 2.300 metros sobre el nivel del mar.

Cómo llegar al Balneario de Panticosa

Como ya os he contado en repetidas ocasiones en otras entradas del blog, desde Zaragoza, vía Huesca, se atraviesa el Puerto del Monrepós hasta llegar a la localidad de Sabiñánigo, y desde ahí se toma el desvío a Biescas y se entra en el Valle de Tena. Desde Biescas, se llega a Panticosa, se deja el pueblo a la derecha y se toma la carretera que sube al Balneario.

El refugio de La Casa de Piedra

Una vez en el Balneario de Panticosa, aparco cerca del refugio de La Casa de Piedra, procurando buscar una zona de sombra, bajo unos árboles, para que el coche no se caliente demasiado a lo largo de la jornada. Este lugar suele estar casi siempre a tope de vehículos, bueno, en general todo el Balneario, sobre todo en verano, así que conviene madrugar, no sólo para hacer temprano la excursión, sino para encontrar aparcamiento con tranquilidad.

Aparcamiento cerca de la Casa de Piedra, es mejor procurar dejar el coche a la sombra, sobre todo en verano

La Casa de Piedra es un refugio de montaña con guarda todo el año, tiene 88 plazas repartidas en habitaciones y fue inaugurado en 1985. Su titularidad pertenece al Ayuntamiento de Zaragoza, pero fue cedido a la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM). 

El refugio de La Casa de Piedra, un bonito edificio típico de montaña inaugurado en 1.985 y con 88 plazas de capacidad

Inicio de la excursión

Pues bien, una vez que nos hemos pertrechado de todo lo necesario, iniciamos la excursión. La ruta en su inicio es similar a la que hay que realizar para subir a los ibones de Ordicuso (podéis verla en esa entrada del blog) pero con la diferencia de que pasada la zona llamada de la Majada Baja de Argualas, hay que tomar el desvío hacia el Garmo Negro -y no el que lleva al ibón de Ordicuso- y más tarde, tras recorrer un tramo de sendero en continuo ascenso, dejar este último, y tomar otro hacia los ibones de Arnales.

Tras el refugio de La Casa de Piedra, encontramos el inicio de la senda, junto con un cartel explicativo de la zona. En la foto de debajo, rodeada con un círculo, os marco la Fuente de La Laguna, que está situada dentro de una elegante caseta de época. Hay que llegar allí y seguir subiendo por la senda. Son las 9:40 horas de la mañana.

Inicio de ruta y Fuente de La Laguna que marco aquí con un círculo rojo

Ahora estamos progresando por una zona de bosque, al igual que en la excursión al ibón de Ordicuso, pues este trazado es compartido por las dos rutas. Tras un ascenso que no es precisamente cómodo, -el sendero presenta zonas con piedras y moderada pendiente-, salimos a un claro del bosque y podemos dirigir la vista hacia abajo, donde contemplamos el ibón de Baños, se nota que hemos subido un buen trecho.

Ibón de Baños 1.630 m

Cascada de Las Argualas y puente de piedra

Nuevamente entramos en una zona de pinos negros y abetos y podemos contemplar la denominada cascada de Las Argualas. Esta cascada baja directamente del pico Argualas y los ibones que tiene en los alrededores y desemboca en la zona de la entrada a los Baños de Panticosa.

A la izquierda del camino, tras unos veinte minutos de subida aproximadamente, hay un pequeño desvío que si estás atento, puedes tomar y que te permite acceder a un puente de piedra que hay sobre la cascada y caminar un rato por encima. Nosotros nos acercamos un momento.

El desvío está claro y además te puedes guiar por el estruendo que se escucha al precipitar el agua por la montaña. Ahora no hay mucho caudal, en pleno verano, pero seguro que en época de deshielo el espectáculo que bridará este torrente será digno de ver.

Vista desde el puente sobre el que caminamos de otro puente que está más arriba y que se puede ver en la foto, en la zona central, parcialmente oculto por los pinos

Las vistas merecen la pena. No existe ninguna barandilla ni protección sobre el puente, así que id con cuidado. Luego volveremos sobre nuestros pasos para retomar de nuevo el camino principal.

Vista hacia abajo desde el puente de piedra sobre la cascada de Argualas

Majada Baja de Argualas 1.860 m

Dejamos ahora el puente sobre la cascada, retomamos la senda principal y seguimos subiendo por el bosque hasta que llegamos a la Majada Baja de Argualas. En este punto accedemos a una zona abierta, de verdes prados, aunque en esta ocasión un poco más deslucidos por la falta de precipitaciones que los ha teñido de un color más amarronado.

Aquí hay que estar muy atentos, porque debemos tomar el sendero que lleva hacia el Garmo Negro, muy transitado para subir a este pico. Discurre hacia la derecha. A la izquierda se encuentra el camino para subir al ibón de Ordicuso.

En la foto que os pongo debajo, se puede apreciar una gran roca delante de unos pinos, junto a ella, está la senda a Ordicuso. En el centro de la imagen se ve a mi amiga Mónica, hay que continuar hacia la derecha de su posición para ir a los ibones de Arnales.

Al fondo, en la imagen, el pico Argualas 3.041 m, (la punta de en medio) y casi oculto, a la derecha, el Garmo Negro 3.051 m
Senda hacia el Garmo Negro

No hay pérdida en este punto porque el camino está bastante definido por las pisadas de multitud de montañeros que suben al Garmo Negro. En la foto de debajo, a la derecha de mi amiga, se puede ver una roca que tiene encima un mojón de piedras a modo de orientación. En rojo, han escrito Garmo Negro, pero apenas es ya legible.

Senda hacia el Garmo Negro
El camino nos llevará a internarnos en un bosque de pino negro y abetos
Mirada subiendo a la izquierda de nuestra posición. Bajo aquella ladera rocosa está la senda a Ordicuso

El camino que seguimos discurre, en constante subida, por una pradera abierta. Más tarde irá trazando zigzags y nos introducirá de nuevo en una zona de bosque que crece entre algunos claros y prados.

La senda nos lleva de nuevo a una zona boscosa no muy tupida
El paisaje es bonito aunque se nota que no ha llovido lo suficiente este año

El sendero es relativamente cómodo de caminar, aunque como suele ser normal en estas zonas de alta montaña, no es inusual encontrarse con algún árbol caído seguramente por el peso de la nieve caída en el invierno.

Algún pequeño obstáculo en la senda

De nuevo, salimos a una zona más abierta donde desde aquí se aprecian ya bastante bien los picos de la zona, como la Aguja de Pondiellos (3.015 m) y el pico Arnales (3.001 m). Aunque por poco, son todo tresmiles. Nuestro objetivo es llegar al desvío hacia los ibones de los Arnales y a la Majada Alta de Argualas  (2.150 m.).

A la izquierda, ya se ve el pico Arnales con 3.002 m de altitud

Y más arriba, con el zoom, puedo fotografiar el torrente que baja directamente de los ibones de los Arnales, hasta allí arriba hay que llegar.

Torrente que baja de los ibones de los Arnales, hasta allí hay que llegar y continuar el camino

En esta zona tampoco es que el sendero esté muy claro, pues a veces se presenta algo difuso, se bifurca en varias opciones que discurren paralelas y a veces incluso va trazando zigzags entre la vegetación y las rocas. Con un poco de orientación e intuición montañera, se puede seguir el camino más aparente, que suele ser en la mayoría de los casos el correcto, así que tranquilos, no os perderéis.

A ratos hay que adivinar un poco el trazado de la senda, pero no os perderéis pues no hay pérdida

Poco a poco, nos vamos acercando a la Majada Alta de Argualas a 2.150 m de altura. Pero antes hay que desviarse hacia los ibones de Arnales. En la foto que os pongo debajo, más o menos a la altura del montículo con vegetación (pinos) de la izquierda, encontraremos el desvío hacia los ibones, que nos llevará hacia la derecha de la foto.

Sobre el horizonte azul, de izquierda a derecha, podemos ver unos cuantos tresmiles, el pico Arna 2.911 m, por poco un tres mil, a continuación el pico Argualas (3.044 m), el pico Algas (3.023 m) el Garmo Negro (3.064 m), la Aguja de Pondiellos (3.015 m), el pico Pondiellos (2.917 m) rozando también los tres mil metros, los Arnales (3.002 m), y el Garmo de Pondiellos (3.020 m).

Acercándonos a la Majada Alta pero aún queda un buen trecho para llegar

Hay que decir que el terreno no es muy cómodo de transitar, y a veces la senda sigue siendo algo difusa. pero con paciencia se va superando, y también con la ayuda de algún oportuno hito de piedras que nos va indicando el camino.

Terreno a veces pedregoso y algo incómodo
Algunos hitos nos van indicando que vamos por buen camino
Siempre en continuo ascenso
Senda a veces inexistente o muy difusa, pero hay hitos
La Majada Baja desde arriba, ese tono marronáceo de la vegetación en la plana tenía que ser más verde, señal de que ha llovido poco

Abandonamos la ruta al Garmo Negro y tomamos la senda a los ibones de Arnales

Llega un momento en que debemos abandonar el camino que conduce al Garmo Negro, y que hasta ahora hemos seguido, para desviarnos a la derecha, hacia los ibones de los Arnales.

La orientación es relativamente sencilla, hay que llegar a la parte alta desde donde se veía el torrente que parte de los ibones de Arnales. Cualquier senda que se desvíe hacia la izquierda, hacia los picos del horizonte, no es la que debemos seguir hoy.

Hacia la izquierda, la senda lleva hasta alguno de los tresmiles del fondo

La verdad es que hay que estar atentos. No es fácil dar con el camino correcto a la primera, pero si nos equivocamos y hay que hacer y luego deshacer algún pequeño tramo, no pasa nada. Pero aquí os dejo una buena pista.

En la foto de debajo, prestad atención a la bifurcación que se aprecia, y, sobre todo, a las rocas grandes que se ven en el centro de la imagen y a la pedrera o canchal que se ve al fondo también, porque habrá que pasarlo.

Bifurcación y rocas que nos van a ayudar, y ahora veréis por qué

Una vez que hemos tomado el camino más hacia la derecha, éste se dirige hacia la roca que en la foto de debajo está también a la derecha y a la que precede una senda bien marcada. Hay que ir por ahí.

Desvío hacia la roca de la derecha

Una vez que nos vamos aproximando más y más a esa roca, y ya a su altura y sobre la superficie de la misma, vemos unos trazos de pintura roja, apenas visibles, pero que si te acercas, lo que allí está escrito, te va a indicar que vas por el buen camino, lo cual en un laberinto de sendas en el que nos encontramos, resulta reconfortante, pero el ojo debe estar bien atento, pues apenas se ve y puede pasar desapercibido.

Algo hay escrito en rojo sobre la roca ¿lo veís?

Finalmente, me acerco y se puede distinguir, a duras penas, la palabra «ARNALES» y encima, una flecha. Confirmado, vamos por el camino correcto.

Aquí pone «ARNALES» y encima hay pintada una flecha roja indicando el camino correcto

Ahora únicamente hay que seguir el sendero, que está más o menos claro, y subir ya hacia la Majata Alta de Argualas.

Seguir el sendero indicado

Tal y como podéis observar en la foto de debajo, echando la vista atrás, se aprecia el camino común al Garmo Negro y el lugar de la bifurcación hacia los ibones de los Arnales. No os despistéis, acordaros de la roca con el escrito en rojo.

Vista hacia atrás donde se aprecia la bifurcación
Entre las rocas crece lo que parece una Campanula Cochleariifolia

Barrancos, pedrizas y canchales

Antes de llegar a la Majada Alta de Argualas (2.150 m) , hay que superar una zona algo incómoda, llena de piedras de diferentes tamaños. En la alta montaña es frecuente encontrarse con estos canchales, producto de la gelifracción de las rocas por el proceso hielo-deshielo.

La senda debe pasar entre un incómodo canchal

A medida que progresamos, el camino se vuelve más tortuoso, y las rocas de mayor tamaño, pero no hay pérdida posible, pues el ojo atento va buscando los hitos que nos irán guiando por el sendero correcto.

Parece un caos de piedras, pero hay hitos que nos indican la senda, basta estar un poco atentos
Algunas rocas son de gran tamaño

Y con el sol ya un poco más alto en el horizonte, y con una luz que casi difumina las montañas lejanas, echamos una mirada hacia atrás y podemos ver como asoma, allá abajo, el ibón de Baños, desde donde venimos. Si no hemos subido ya medio kilómetro de desnivel, poco nos queda. Son las 11:47 horas de esta estupenda mañana de verano.

Me doy cuenta de nuevo que algunos prados no presentan su tonalidad habitual, esta primavera no ha llovido tanto como debería, y los tonos de la hierba son más bien amarronados, cuando deberían ser más verdes. Da pena verlos así, será que el cambio climático hace sus estragos. Esperemos que el invierno lo compense con copiosas nevadas.

Abajo asoma el ibón de Baños

La Majada Alta de Argualas (2.150 m)

Poco a poco se va vislumbrando el final de la ladera y llegamos a la Majada Alta de Argualas. Vamos a buen ritmo, si estás acostumbrado a caminar por el monte, esta excursión te exigirá un esfuerzo moderado, más que nada por la pendiente continua desde el inicio. El sendero no presenta ninguna dificultad técnica, salvo tal vez, el paso por la pedriza que es algo incómodo, pero de corto recorrido.

Nos vamos acercando a los ibones
Ya se ve el final de este tramo

A medida que superamos este tramo final antes de alcanzar la zona de los ibones, nos topamos con algunas protecciones metálicas para evitar aludes y que tienen una curiosa forma de «X». Aquí, en invierno, se acumulan grandes cantidades de nieve, hasta tal punto que algunas avalanchas en el pasado llegaron a alcanzar las instalaciones del Balnerario de Panticosa, de ahí que se han tomado medidas para evitarlo.

Estructuras para frenar las avalanchas en forma de X
Arriba se ven más paraludes, están repartidos por toda esta zona de la ladera
Ya queda muy poco para llegar, mi amiga Mónica sube a buen ritmo
De nuevo la vista atrás, desde allí abajo hemos subido, que pequeño se ve el ibón de Baños

Llegada a los Ibones de Arnales (2.300 m)

Y por fin, tras superar aproximadamente 664 m de desnivel positivo y dos horas y cuarto de caminata, justo al mediodía, llegamos al primero de los ibones de Arnales, el ibón inferior.

El paisaje es grandioso, bajo los picos de Arnales, es la pura roca desnuda lo que vemos, donde no crece nada, ni un triste árbol. Es el reino de la nieve en invierno y la roca en verano. No hay ninguna fuente en todo el camino, así que en la época estival llevad agua abundante, aunque siempre hay que hacerlo cuando se sale de excursión.

Llegada al ibón inferior de Arnales

Este ibón inferior es mucho más pequeño que el que aún tenemos que alcanzar, el superior, así que siguiendo un sendero que parte a la derecha del mismo, nos dirigimos hacia él.

Sendero a la derecha que nos permitirá acceder al ibón superior de Arnales

Dejamos atrás el ibón inferior, que poco a poco va quedando a nuestra izquierda. El cielo se va cubriendo de algunas nubes, pero no hay que preocuparse, hoy no han anunciado en la AEMET (Agencia Estatal de Metereología) mal tiempo, aunque en la montaña la «meteo» nunca se sabe como va a resultar al final, porque no es inusual que en verano, a partir de las 5 de la tarde, puedan formarse algunas tormentas vespertinas, por eso, en general, es aconsejable comenzar a descender antes de esa hora.

Dejamos el ibón inferior de Arnales
Caminando hacia el ibón superior

Y es que, como se puede apreciar por las fotos, da igual dónde eches la vista, solo hay rocas de todos los tamaños y formas posibles. Esto es alta montaña, estamos en el Pirineo axial. Todo lo que se ve son los granitos de la zona de Panticosa, o batolitos, que pertenecen al plutón de Cauterets-Panticosa, que se corresponderían con la fase principal de la Orogenia Varisca en el Carbonífero tardío y en el Pérmico, hace entre 300 y 270 millones de años.

Sus materiales provienen del manto superior terrestre, que era en su origen un magma básico que se enriqueció en sílice al fundirse los diversos materiales que atravesaba en su ascenso a la superficie. Son rocas por lo tanto ígneas.

Roca pura y viva, porque cada invierno se cuartea más y más por la acción de la erosión y la gelifracción

A medida que ascendemos hacia el ibón superior, del que nos separan ya sólo unos cientos de metros de recorrido, dejamos atrás alguna pequeña charca.

Charcas en las proximidades del ibón superior

El sendero sigue estando en este punto bien señalizado con algunos mojones de piedras, como podéis apreciar en la foto de de debajo, a la derecha. De todas formas, aunque no estuvieran, llegaríamos al ibón superior con un poco de orientación montañera.

Hitos de piedras que nos señalan la ruta

Y de camino, hacen su aparición las inconfundibles rocas aborregadas, que como os he contado muchas veces, no es otra cosa que rocas pulidas por la acción de un glaciar.

Estas rocas presentan también marcas de arrastre ocasionadas por las piedras que iba transportando la base de la masa de hielo que dominaba todo esto hace miles de años. Estas rocas también presentan las características vetas en resalte que han opuesto mayor resistencia a la erosión y posterior meteorización del granito.

Rocas aborregadas, pulidas por el glaciar y las vetas que quedan en resalte por la meteorización del granito

Y es que toda esta zona que rodea el balneario es una cubeta de sobre-excavación, donde confluían varios glaciares. Las paredes de la cubeta están pulidas hasta gran altura, lo que indica el espesor del glaciar en esta zona, que era de varios cientos de metros. Al desaparecer, en su zona más baja, se formó el Ibón de los Baños, en la actualidad, represado.

Y a las 12:15 horas, llegamos ya al ibón superior. En menos de tres horas hemos alcanzado este salvaje y bello rincón de los Pirineos. Sus aguas cristalinas reflejan todo el entorno que es merecedor de una postal montañera. Tiene 2.3 hectáreas de superficie, y en cuanto a la profundidad, la desconozco, dependerá de la cubeta que excavó el hielo en su momento y de la sedimentación posterior.

Foto junto al ibón superior de Arnales

Ahora nos toca reponer fuerzas y tomar algo de comer. Nos hemos traído una rica tortilla de patatas y alguna cosa más que nos sabe a gloria después del esfuerzo realizado. Tras la comida haré algunas fotos del entorno y tomaremos el camino de vuelta al balneario.

Nos llama la atención que hay dos tiendas de campaña montadas cerca del ibón. No sabemos a quién pertenecen, pues no hay nadie, de todas formas desconozco si se puede acampar aquí, sólo sé que la acampada libre está prohibida en todo el territorio de la Comunidad Autónoma de Aragón,

A comer y reponer fuerzas tras la subida en este entorno tan bonito

El reloj de mi amiga Mónica, nos marca exactamente la altura que hemos alcanzado, 2.300 metros sobre el nivel del mar, es correcto pues coincide con lo que aparece en los mapas.

2.300 m exactos
Me gusta llevar siempre algún mapa de la zona para situarme y orientarme si llegara el caso, como cuando no había GPS

El agua, de un bonito color azul, es tan transparente y limpia, que se pueden apreciar los renacuajos nadando en ella. Después se convertirán en las ranas que habitarán estos ibones.

Renacuajos nadando en el agua translúcida
Agua mas pura y limpia no se puede encontrar
Ibón superior de los Arnales
Otra vista de parte del ibón
Parte final del ibón hacia el ibón inferior

El regreso al Balneario de Panticosa

Después de disfrutar un rato de este entorno tan grandioso, nos disponemos a iniciar el regreso hacia el Balneario de Panticosa por el mismo camino que a la ida. Recorremos la orilla izquierda del ibón y caminamos en sentido contrario al que lo hicimos antes, hacia el ibón inferior.

De nuevo nos encontramos con rocas aborregadas. Es difícil imaginar que, donde ahora pisamos, el hielo se deslizaba por efecto de la gravedad, hacia el Balneario, excavando y limando las rocas que encontraba a su paso. Ahora sólo nos quedan los vestigios de aquello.

De nuevo las rocas aborregadas

Puede verse que las vetas más resistentes a la erosión han quedado en resalte, entrecruzándose y formando este relieve tan característico. La meteorización del granito origina formas singulares, denominadas formas de corrosión o pseudolapiaz, pues recuerdan a los lapiaces de los paisajes kársticos típicos de las calizas y dolomías.

La meteorización ataca primero al mineral más débil, especialmente a los enlaces entre los mismos, que pierden estabilidad. Al final, la roca se descompone en un conjunto de granos sueltos. 

Vetas más resistentes en resalte
Caminando entre las rocas aborregadas

Frente a nosotros, en el horizonte, podemos ver los picos de la zona de los Brazatos, Peña Xuans, y Los Dientes de los Batanes, a la derecha, que son la máxima elevación entre el Macizo de los Infiernos y el Vignemale.

Picos sobre el Balneario, otro gran macizo granítico
Aguja de Pondiellos y Arnales muy por encima del ibón del mismo nombre
Más ejemplos del efecto hielo-deshielo en las rocas, que las destruye siguiendo las diaclasas o líneas más débiles de fractura

Tras un corto recorrido de vuelta, llegamos de nuevo al ibón inferior, alimentado por las aguas del superior, y que juntas, forman el torrente de los Arnales, que vimos antes subiendo y que teníamos que alcanzar para llegar hasta aquí.

Ibón inferior de Arnales
Un último vistazo al macizo de los Arnales

Finalmente, llegamos al umbral por donde se precipita el agua de ambos ibones formando el torrente de Arnales.

Umbral del torrente
Último vistazo al ibón inferior

En el descenso, nos topamos de nuevo con las defensas contra los aludes, que están esparcidas por toda esta zona de la ladera de la montaña. Me recuerdan un poco a los obstáculos que aparecen en las películas bélicas.

Defensas contra los aludes
Bajo toda esa mole, el Balneario de Panticosa

Ahora ya podemos ver de nuevo el Ibón de Baños, unos cientos de metros más abajo, donde nos espera el coche, pero aún hay que atravesar la pedriza que cruzamos a la ida.

Ibón de Baños, la distancia lo hace pequeño ante los ojos, pero su tamaño es considerable
Dejamos ya definitivamente la zona de las defensas contra avalanchas
La pedriza nos espera
Acercándonos a la zona del canchal
Una vista atrás, en medio del canchal, de allí arriba venimos

Una vez atravesada la zona de piedras, volveremos a acercarnos a la bifurcación que tomamos para subir a los ibones.

Acercándonos a la bifurcación que tomamos antes hacia Arnales y que se separaba del camino al Garmo Negro

De nuevo ya en el camino común para subir al Garmo Negro, tras la bifurcación, debemos recorrer la senda que nos lleve hasta la Majada Baja de Argualas.

Camino de la Majada Baja

Mientras volvemos, vemos algunos caballos que pastan tranquilos en los prados de estos bucólicos parajes.

Yeguas con sus potrillos

En esta cota ya se desarrolla el pino negro, pinus uncinata, que puede llegar a los 25 metros de altura. Es una conífera a la que le gusta el suelo húmedo y crece mejor en las solanas que en las zonas de sombra. Puede vivir entre los 1,600 metros y 2,400 metros de altitud.

Pino negro

Es un pino muy resistente, capaz de vivir bajo condiciones duras de frío, nieve, y viento, y sobre pendientes pronunciadas, condiciones que ninguna otra especie de árbol en la Península soporta tan bien (excepto el abeto en algunos casos).

Es de crecimiento lento por las condiciones de bajas temperaturas en las que vive. El pino negro tiene una madera blanda, fácil de trabajar y de mucha calidad. Por estos motivos, se ha explotado desde la antigüedad, llegando a tenerse que proteger en algunas zonas para evitar su desaparición.

Bajando

Son las 14:47 horas y hemos descendido bastante. Ya se ve el ibón mucho más grande y hasta las instalaciones y edificios del Balneario de Panticosa.

Edificios junto al ibón de Baños

Un cuarto de hora después, ya hemos llegado a nuestro destino, en el aparcamiento del balneario, junto al coche. Dejamos en el maletero los bastones, mochilas y demás pertrechos, y nos quitamos las botas y cambiamos con calzado más cómodo.

Me llama la atención un Dacia Duster con matrícula francesa. Tiene una tienda de campaña montada parcialmente sobre el techo del vehículo, en un aparente precario equilibrio, ¿será cómodo? ¿será seguro? ¿aguantará? ¿no sería mejor haberla desplegado directamente en el suelo? en fin, para gustos los colores, alguna poderosa razón tendrá el dueño, pero no deja de ser una imagen un tanto «atípica».

Curioso invento

A continuación nos vamos a tomar un café en la terraza del refugio de la Casa de Piedra, un final estupendo y relajante para una estupenda excursión de alta montaña.

En la terraza de la Casa de Piedra, se estaba tan bien que no apetecía marcharse de allí

Ha sido una caminata estupenda, en buena compañía y sobre todo que nos ha servido para desconectar por unas horas de la rutina del trabajo y de la gran ciudad y esto no tiene precio. Me considero afortunado de que mi ciudad natal, Zaragoza, en la que vivo, esté a tan sólo hora y media en coche de este paraíso en la tierra que son nuestros queridos Pirineos.

Como resumen final, decir que es una excursión no muy larga, pero en continuo ascenso, por lo que exige un esfuerzo físico moderado, con alguna zona un poco más incómoda de atravesar como la pedriza antes de llegar a los ibones, pero que bien merece la pena por la recompensa final de su contemplación. El descenso no castiga demasiado las piernas, si se hace a un ritmo normal.

Os dejo, como siempre, el perfil de la ruta. Espero que os haya gustado, así como que os sirva esta entrada del blog de guía si decidís repetirla y lo paséis igual de bien que lo he pasado yo. Nos vemos de nuevo en momentum.photo.blog. ¡Hasta pronto y gracias por leerme!

Perfil de la ruta de hoy

Ruta que seguiremos hoy, todo subida, hasta los ibones

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