Ruta circular: Astún (1.658 m) -Ibón de Escalar (2.078 m) -Pico de los Monjes (2.347 m)-Pico Astún (2.283 m) -Ibón de las Truchas (2.147 m) y vuelta. Entre picos y lagos.

Hola de nuevo, amigos del blog. Esta vez os voy a contar la excursión que hice el sábado 13 de julio de 2019. El plan es hacer una ruta circular, se trata de llegar al Pico de los Monjes (2.347 m) desde la estación de esquí de Astún (1.658 m),después ir subiendo y llegar al Ibón (nombre que se le da en Aragón a un lago de origen glaciar) del Escalar (2.078 m) de allí seguir progresando hasta el Collado de los Monjes, o Puerto de Jaca (2.167 m) para después dirigirnos hacia el pico de los Monjes, pasando por una cima secundaria cerca de su base, el Pequeño Pico de los Monjes – le petit pic des Moines- (2.291 m), junto al Collado  Bénou, y llegar al Pico de los  Monjes o de les Moines, (2.347 m).

Después, una vez hecho el pico, volver al Collado de los Monjes pero esta vez para dirigirnos al Pico de Astún (2.283m), de ahí descender al Collado de Astún (2.187m) y si queda tiempo, ascender al Pico de la Mala Cara, (2.268 m). Finalmente volver a la estación de esquí por el Ibón de las Truchas (2.147m).

Foto que me manda mi amigo Ángel de la ruta que vamos a realizar

Esta es la hoja de ruta, como está actualmente tan de moda decir. No fui solo. Me acompañaron mi amigo Ángel, y otro amigo suyo, Luis, tocayo mío, que también se apuntó a la excursión. O más bien fue al revés. Yo me incorporé a la que organizaron ellos.

Recorrido de hoy

Todo empezó como es habitual cuando salgo de caminata, me da igual solo o acompañado: madrugar, desayunar bien, darte la crema solar…pero no me toca conducir esta vez, vamos en el coche de Luis. Pasadas las seis de la mañana me pasan a recoger por la zona de mi casa e iniciamos la marcha. Todavía es de noche. Ni siquiera clarea el día. Les espero en una gasolinera próxima a donde vivo. No hay prácticamente nadie en la calle. Al rato veo unos faros a lo lejos. Paran a mi lado. Son ellos. Nos presentamos rápidamente, pues no conocía a Luis y comenzamos el viaje.

La dirección que tomamos es hacia Huesca, salimos de Zaragoza y nos dirigimos a la autovía. Al poco rato, casi enfrente de la Academia General Militar, paramos en otra gasolinera, repostamos combustible, y también aprovechan mis compañeros de excursión para tomar un café con leche y algo de comer. Me dicen si quiero algo pero les digo que no. Estoy saciado. Acabo de tomar antes de salir mi desayuno habitual para las excursiones, que ya os he contado otras veces, consiste en una buena ración de tostadas de pan de barra –no de molde- con aceite y sal y un buen bol de leche con café. Esto me da energía de sobras para encarar cualquier caminata, incluso sin necesidad de comer en el resto del día, hasta la vuelta.

En este sentido soy un poco “dromedario” lo sé, pero es que no tengo  necesidad de comer nada más, y voy bien. El aceite de oliva como digo es muy energético, y además tiene grandes propiedades, ya que está constituido principalmente por ácido oleico (ácido graso monoinsaturado), que no sólo reduce el colesterol LDL “malo”, sino que aumenta el colesterol-HDL «bueno», y tiene además un alto nivel de vitaminas liposolubles, especialmente la vitamina E y de antioxidantes. Lo que no debe faltar nunca durante la excursión es el agua, además hay que ir tomándola antes de tener verdadera sed, así siempre irás bien hidratado.

Pues bien, después de esta parada inicial, nos volvemos a poner en ruta. El resto del trayecto es el habitual cuando se va a esta zona del Pirineo. Llegar a Huesca, Pasar el Monrepós, dirección Sabiñánigo y de ahí a Jaca, Canfranc y finalmente a la estación de esquí de Astún (1.658 m). Sobre las 7:30 de la mañana ya vemos una vez pasado  Huesca, la inconfundible silueta del pico Gratal (1.563 m) en la Sierra que lleva su nombre, que nos anuncia que vamos a cruzar enseguida una zona de las Sierras Exteriores del Pirineo oscense.

A la izquierda de la foto nos recibe el pico Gratal (1.563m) .Enseguida comenzaremos a subir el puerto de Monrepós

Cruzamos el moderno túnel de Nueno, de reciente factura, donde comienza propiamente el puerto de Monrepós, aunque ahora ya de puerto a la antigua usanza tiene poco, pues es autovía, la denominada autovía Mudéjar A-23, cuyo recorrido total será desde Somport a Sagunto, cuando esté totalmente terminada. Yo he conocido las dos “carreteras” anteriores a ésta última reforma. Recuerdo conducir mi antiguo Rover 216 por la vía de doble sentido, pasar por Arguis, bordeando el pantano y comenzar a subir el puerto, qué tiempos aquellos.

Y también remontándome más en el tiempo, cuando de crío viajábamos en aquel Seat 124 ranchera “color marfil” que tenía mi padre. Recuerdo subir el puerto y salir por el túnel de la Manzanera, para después pasar por un viaducto que estaba construido sobre el río Flumen, un puente que aún se puede ver, y descender el puerto por  aquellas carreteras de Dios, con los quitamiedos a base de pilastras rectangulares de piedra colocadas en serie en el suelo, y algunos postes verticales. Recuerdo el sonido que producía el aire cuando pasabas al lado de las pilastras con el coche y tenías alguna ventanilla bajada, era como un zas, zas, zas. La efectividad de estas medidas debía ser mínima, y realmente eran más bien un quitamiedos en el sentido literal de la palabra que otra cosa.

Los recientes túneles del Monrepós son una maravilla de la tecnología moderna. Con luces LED y todo.

Para llegar a donde queremos, el verdadero Pirineo axial, hay que atravesar primero las Sierras Exteriores.Es como si tuviéramos que superar una ola y luego bajarla. El desnivel que se salva, es, desde Nueno, que está a unos 700 metros de altura y hasta la cota máxima del puerto que está a 1.280 m, casi de 600 metros, que progresivamente tienen que recorrer los coches, y luego volver a bajar hasta los 715 m otra vez, en la zona de Lanave, junto al río Guarga.

Así que, ya si vas en un sentido, u en otro, los 600 metros de desnivel no te los quita nadie. Ahora han convertido una carretera de doble sentido, que también hay que decirlo, no estaba tan mal, en la autovía mencionada, de forma que hay dos carriles en una dirección y otros dos para la otra. Han aprovechado parte del antiguo trazado de doble sentido para uno de los únicos, aunque han tenido que construir nuevos tramos y hacer nuevos túneles. Aún con todo, quedan algunas zonas todavía sin terminar, cerca de Arguis, en la zona de Lanave y en el Hostal de Ipiés que están en obras.

Ahora el Monrepós es una cómoda autovía. La montaña despierta entre brumas

La historia de la aldea de Lanave es curiosa. Tan solo cuenta, según el censo de 2016, con dos habitantes y tres edificaciones. Pertenece al municipio de Sabiñánigo, en el Alto Gállego, provincia de Huesca.  Pero pese a su pequeñez, su nombre se hace oír. Allí hay ubicados un horno y una panadería tradicionales que llevan fama por el pan y sobre todo por las tortas de manzana que hacen. También tienen otros productos como las tortas de miel, las mini trenzas de Huesca y los dobladillos o las empanadas de ángel.

El ir y venir de gente es constante, y muchas veces paran de propio para llevarse la famosa torta de manzana de vuelta a casa. Los dueños, Miguel Ángel Andreu y Yolanda Alonso (abajo a la izquierda en una foto publicada en el Heraldo de Aragón) lo abrieron en el año 1.987.

Tras dejar atrás Sabiñánigo, Jaca, y Canfranc, con su famosa Estación Internacional, en plena remodelación, y ya cerca de Candanchú, sobre las 8:20 horas de la mañana, pasamos por una zona que me ha llamado siempre la atención.

Se trata de una curva amplia que hace la carretera hacia la izquierda y luego hacia la derecha y que a medida que la recorres te permite contemplar el Circo de Rioseta. Justo en su base, estaba el acuartelamiento militar de Rioseta, que albergaba la Escuela Militar de Montaña y cuyas instalaciones, ya abandonadas por el ejército en el año 2005, aún se conservan como un campamento fantasma.

La verdad es que el murallón que se alza imponente ante la vista cuando estás recorriendo esta parte de la carretera, siempre me ha cautivado. Lo forman el Pico del Águila (1.972 m) a la izquierda, y en el otro extremo, a la derecha, cerrando el circo, el Tobazo (2.049 m) cara sur, y el Monte Tobazo (1.986 m). Lástima que no hayan habilitado una zona para poder estacionar el coche y recrearse más tranquilamente con el entorno, porque merece la pena.

El circo de Rioseta. Pude sacarle un par de fotos desde el coche. A mi me parece espectacular
A la derecha de la foto se ven algunas construcciones del abandonado acuartelamiento

Cerca de las ocho y media de la mañana estamos a 2 km de la estación de esquí de Astún (1.658 m), y ya se ve claramente el murallón del pico del Aspe.

A 2 KM de Candanchú ya vemos desde la carretera todo el murallón

Astún fue inaugurada en 1.976, siendo una de las estaciones pioneras del esquí en España. Llegamos a la explanada asfaltada que se encuentra habilitada como parking delante de los edificios de la estación. Aparcamos el coche sin problemas, al fin y al cabo, tiene capacidad para 1.800 vehículos. De todas formas, a estas horas no hay prácticamente nadie.

Lo siguiente que hacemos es cambiarnos el calzado de descanso por el de caminar y preparamos las mochilas y los bastones de marcha. Y además hoy llevamos GPS, el de Luis, que lleva cargada toda la ruta que vamos a hacer creo que bajada desde wikiloc. Como veis, no dejamos margen a la improvisación, la seguridad en la montaña es primordial. Ya con todo listo, comenzamos. Hay que subir hacia el Ibón de Escalar, primera etapa del recorrido.

Para ello tomamos una pista que sale de la parte norte del aparcamiento y que paulatinamente va ganando altura. Lo que más recuerdo del primer tramo de esta pista, es el tono gris oscuro del firme, compuesto por infinidad de pequeñas piedrecillas de este color. Vamos subiendo y los edificios de la estación de esquí de Astún, se van empequeñeciendo en la distancia a la vez que se aprecian mejor algunos de los picos del entorno.

Curiosa foto de archivo que he encontrado del primer edificio que se construyó en Astún
Un selfie antes de empezar la excursión y adelante. El territorio francés nos espera

Entre los que rodean la zona, y a la izquierda sobre nosotros estarían El Pitón de Benolch (1.171 m), y justo detrás de él, en el momento en que se pudieran apreciar bien, aparecerían el Pico de Benou (2.262 m), Punta Turrullas (2.261 m), y el  pico Belonseiche (2.271 m), para los franceses, o Pico Escalar para nosotros. Todos estos picos siguen la  línea de la frontera con Francia. Enfrente de Astún, mirando hacia las pistas, la cima más alta sería La Raca (2.284 m).

Pero los que se ven realmente bien, son los  que componen  la muralla  del Aspe que tomaré como referencia. Más allá de Astún, encima de la cercana estación de esquí de Candanchú (1.570 m), se pueden ver claramente La Zapatilla (2.225m), por encima de esta, la Tuca Blanca (2.322 m) y más arriba El Aspe (2.645 m). A su derecha, la Llena de la Garganta (2.599 m),  y seguidamente la Llena del Bozo (2.566 m).

Astún va quedando abajo, y al fondo, imponente, la muralla del Aspe

Estos picos, me son familiares por una razón. Aunque parezca mentira, desde Zaragoza, mirando por mi ventana, en el horizonte y en los días claros puedo contemplar la silueta de los tres, aunque en este caso, vería su cara sur. También podemos ver, más bajo que el Aspe, a la izquierda de La Zapatilla, El Tobazo (2.049 m). Y más todavía a la izquierda del Aspe, y si la visión nos lo permitiera, nos encontraríamos con varias cimas, como La Garganta de Aisa (2.504 m), El Sombrero (2.562 m), La Garganta de Borau (2.560 m) y el pico Lecherines (2.344 m) entre otros.

Avanzamos hacia el Ibón de Escalar. Aquí se ve a Luis .

Una curiosidad; en Zaragoza hay un bar de toda la vida, en la Avenida Tenor Fleta, en el primer tramo, cerca del Paseo de Sagasta, y que aún está en activo, que se llama precisamente “El Tobazo” en alusión al pico, y que por cierto, recuerdo de la época de mi infancia porque allí hacían unas croquetas buenísimas, o al menos a mí me lo parecían.

Pues bien, si tengo que quedarme con algún pico de todos los que he mencionado, por  lo original y fácilmente identificable, me quedo con la Zapatilla. Porque parece eso. Una huella de un zapato. En realidad es una laja de caliza gris claro que está inclinada unos 40 grados, sobre la  muralla del Aspe, y que está dividida en dos secciones por un muro vertical. La parte inferior, la más hundida, es el tacón, mientras que la parte superior constituye –así se llama- la suela. Tiene unos 200 m de alto y una anchura máxima de unos 100 m. A la izquierda de La Zapatilla se puede ver el tubo de la misma, que tiene una inclinación de 35 grados. Los esquiadores experimentados a veces bajan por él. El  suelo de La  Zapatilla está compuesto en su mayoría de roca erosionada por canalizos, en la que también crecen retazos de hierba.

¿Es o no es la suela de una zapatilla? el parecido es asombroso

Seguimos subiendo. Al rato la pista ya se convierte en camino. Vamos siguiendo el barranco del Escalar, por donde baja un torrente. De pronto, te topas con una poza artificial, de cemento, que está algo elevada y que remansa el agua que viene del torrente. Aquí el camino se bifurca. Puedes cruzar el riachuelo, dejar la poza a la derecha y continuar recto o directamente no cruzarlo y seguir subiendo por la senda que está junto a ésta, a la izquierda. Hay que seguir esta última vía. No os confundáis.

Seguimos el curso del torrente. Detrás nuestro, La Raca

Después se continúa subiendo y sigues avanzando paralelo al torrente, por su derecha, por una zona totalmente desprovista de vegetación, no hay más que hierba. El paisaje no tiene ni un solo árbol ni arbusto. El Aspe va desapareciendo de la vista, pero se puede ver el pico de La Raca. Poco a poco vas dejando el torrente principal a la izquierda y te alejas de él en continua subida aunque se cruza alguno más pequeño y secundario que viene de la derecha. Al ser la cuesta constante hay que tomárselo con calma e ir cada uno a su ritmo. Este torrente se convertirá más tarde en un río con un nombre muy especial que luego explicaré.

Subiendo hacia el Ibón de Escalar
Hemos subido hasta lo que parece un antiguo y pequeño valle glaciar colgado y hemos seguido el curso del torrente

A medida que vamos progresando hacia el ibón y si pudiéramos hacerlo a vista de pájaro, veríamos los picos que están sobre la demarcación que constituye la frontera con Francia, si siguiéramos la línea ficticia, encontraríamos La Nayeta (2.259 m) casi a su altura en el mapa, y más allá del lago glaciar, el pico Naiso (2.237m), y Punta L´Escalar (2.283m).

De ahí venimos…
Hacia arriba vamos…
Justo allí arriba está el Ibón, ya queda poco

Al cabo de una hora aproximadamente, llegamos al  Ibón de Escalar, ahora explicaré el misterio del nombre de ese torrente que mencionaba antes, porque es en este ibón donde nace el río Aragón, que da nombre a mi tierra.

Nada más llegar me llama la atención que hay una pequeña tienda de campaña, tipo iglú, montada junto al agua. No sé si en esa zona está permitido acampar. Según la normativa del Gobierno de Aragón, dice: « Se permiten también las acampadas de alta montaña, que son las que se realizan por encima de la cota de mil quinientos metros, que disten como mínimo de dos horas de marcha desde cualquier punto accesible al público en general o por medio de vehículos a motor. No pueden tener una duración superior a tres noches y deben comunicarse junto con el itinerario previsto al órgano competente y al Centro de Emergencias « 112-S.O.S. Aragón». 

Según esto, esta tienda es legal en cuanto a la altura sobre el nivel del mar – menos de 2.000m-, pero ilegal en cuanto a la distancia desde Astún, no hay dos horas de marcha, es menos. En fin, nos hacemos unas cuantas fotos, y seguimos.

Unos senderistas habían montado una tienda en el Ibón, tengo dudas de si se puede vivaquear aquí
Posando junto al Ibón (lago de origen glaciar en lengua aragonesa) de Escalar

Y ahora voy a contaros brevemente lo que os quería explicar sobre la historia de este pequeño torrente que nos acompaña en nuestra subida. Si nos ponemos en situación,  en los orígenes del Reino, allá por el año 1.035, Aragón dejó de ser un Condado dependiente del Reino de Pamplona, para convertirse en el Reino de Aragón, y más tarde en la Corona de Aragón, que tiene su origen en la unión dinástica entre el reino de Aragón y el condado de Barcelona.

Y es que el Rey de Aragón, Alfonso I el Batallador –siempre estaba guerreando- muere sin descendencia precisamente en una batalla (el sitio de la ciudad de Fraga contra los musulmanes) en 1.134. En su testamento cedía sus territorios a las órdenes militares del Santo Sepulcro, del Hospital de Jerusalén y de los templarios. ¿Qué ocurrió entonces? Los habitantes del Reino, entre los que se encontraban los navarros, que en ese momento, paradojas de la historia, eran parte de Aragón y no al revés, no aceptaron este testamento, se rebelaron y proclamaron un rey, García V Ramírez y se separaron definitivamente de Aragón. Los nobles aragoneses, dadas las circunstancias tampoco aceptaron el testamento y nombraron nuevo rey a Ramiro II el Monje, hermano de Alfonso el Batallador.

Años después, Ramiro II de Aragón, se casa con Inés de Poitiers, (Agnès de Poitiers en francés pues era de la región de Aquitania) , matrimonio del que tuvieron una hija, Petronila, en 1.136. Ello obligaba a planear el futuro matrimonio de la niña, lo que suponía elegir entre la dinastía castellana o la barcelonesa. ¿A quién eligieron Ramiro e Inés? Pues al Conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV.

Ramón Berenguer y Petronila, tuvieron un hijo, Alfonso II de Aragón, que en 1.164, se convertiría en el primer rey de la Corona y tanto él, como sus sucesores, heredarían los títulos de «rey de Aragón» y de «conde de Barcelona». Después ya vendría la anexión de Valencia, Mallorca, La Provenza, Córcega, Cerdeña, Nápoles, Sicilia, Malta, Atenas, Neopatria… en fin, en lo que se convertiría el Reino al que dio nombre este riachuelo convertido luego en río, y que nace en este Ibón, ni los que se lo pusieron, vete tú a saber cuando, podrían haber llegado a imaginar que acabaría siendo con lo que se conocería en todo el Mediterráneo a una Corona tan potente como llegó a ser la de Aragón.

Quien iba a decir que el Reino y la Corona de Aragón llevarían el nombre del río que crea el torrente que nace en el Ibón de Escalar

Pues bien, después de este breve apunte histórico, vuelvo a nuestra excursión. Una vez en el ibón de Escalar, contemplamos el entorno, y avanzamos siguiendo el contorno del lago. Este lago de origen glaciar se ubica a 2.078 metros sobre el nivel del mar. La profundidad máxima de su vaso es de 3 m. No es mucho. Esto es porque poco a poco se está colmatando. ​El agua es clara, como no podía ser de otra forma, aunque a ratos parece algo anaranjada, y es por el óxido de hierro disuelto que contiene. El verde de la hierba se refleja en la superficie como si fuera un espejo, al igual que el cielo y las montañas que nos rodean. Son las 9:50 horas así que hemos subido hasta aquí en una hora aproximadamente contando paradas.

Ya hemos llegado a nuestro primer Ibón
El Ibón de Escalar en primer plano y al fondo se distinguen el Aspe y la Zapatilla entre otros.
Nos despedimos del primer ibón y seguimos camino

El caso es que si siguiéramos la imaginaria línea de la frontera entre Francia y España sobre el  mapa, nos encontraríamos con el Pequeño Pico de los Monjes (2.291 m) situado todavía en territorio español, aunque a un tiro de piedra –literalmente- del país Galo, pero si lo que queremos es llegar hasta su hermano mayor, el Pico de los Monjes (2.349m), ya entraríamos de lleno en territorio francés. El ibón está rodeado por la cadena fronteriza con Francia: Pic de Belonseiche (al Oeste), Punta L’Escalar (al Norte), Pico de los Monjes (al NE) y Collado de los Monjes (al Este).

Ahora nos queda continuar ascendiendo hasta el Collado de los Monjes (2.168 m). De momento hemos superado 420 metros de desnivel, y el cuerpo lo nota. Aunque para los que quieran disfrutar de estos paisajes y de los ibones sin tener que afrontar la subida hay una solución. El Telesilla de Las Truchas. Lo explicaré más tarde, cuando lleguemos a él.

Ahora hay que subir hasta el Collado de los Monjes

Continuamos por un sendero perfectamente visible, como en todo el recorrido hasta ahora, en continua subida que se va alejando del ibón. Cuando ganamos algo más de altura,nos hacemos alguna foto con el lago de fondo y la muralla del Aspe. Ya tenemos el Collado de los Monjes a la vista, han pasado veinte minutos desde que dejamos el ibón. Llevaremos en total como una hora y media de excursión, de momento.

Arriba el Collado de los Monjes. Llegamos a la frontera con Francia
Miro hacia atrás. El ibón ya no se ve. Ha quedado muy abajo, sólo se aprecia el camino que sube desde él

Lo primero que vemos al llegar al collado es el otro lado.¡Y qué lado!.De repente el paisaje se hace inmenso en la lejanía. Se puede ver perfectamente el Midi D ´ Ossau (2.885 m) en el lado francés, en el Parque Nacional de los Pirineos franceses, y también un pequeño lago de montaña que hay bastantes metros más abajo y junto al que hay una manada de caballos pastando, también se ven vacas a lo lejos y sobre todo la línea del horizonte con un montón de picos que ahora no puedo identificar, seguramente franceses mezclados con algunos españoles, según la posición, pero seguro que asoman si nos fijásemos más a la derecha, el Balaitus (3.144 m) , Los Infiernos (3.081 m) , El Garmo Negro (3.064 m)..

El Midi D ´ Ossau omnipresente en el paisaje, es magnífico y a la vez imponente 
Inmensidad. Es como un océano de olas hechas montañas. La palabra es espectacular
Agua, hierba y caballos. Típico de estos paisajes de alta montaña en los pirineos

En esta zona nos encontramos con bastante gente. Algunos con las mismas intenciones que nosotros, ir al pico de los Monjes. Otros son excursionistas franceses que se han acercado a esta zona para disfrutar del paisaje. Pero lo más curioso de todo es una estructura a base de postes de hierro que está colocada justo al terminar de ascender el collado, en la zona plana, y que te encuentras de golpe. Es como una especie de paso, imagino que ¿para las personas? en forma más o menos de S. No entiendo muy bien el motivo de que esté ahí, ni su verdadera función, siendo además que se puede rodear fácilmente. De esta peculiar estructura, parte una especie de cable sujeto por pequeños postes anclados al terreno y que van marcando lo que se supone es la línea de separación entre Francia y España. Nos hacemos alguna foto Ángel y yo en suelo francés con ese precioso e imponente fondo que es el Midi D ´ Ossau.

Mi amigo Ángel y yo en Francia. (véase el cordel a nuestra espalda, al otro lado, España) Detrás la ruta de subida
Ángel y yo en el Collado de los Monjes, a 2.167 metros de altura, con el Midi D ´ Ossau (2.885 m) a nuestra espalda
Aquí se ve a Luis subiendo por la senda que está en el lado español, a la derecha de la cuerda, Francia
Si todas las fronteras fueran una cuerda, qué fácil sería cruzarlas. Esta cuerda separa España de Francia en el mapa

Mientras, Luis, prefiere continuar ascendiendo. Ya nos reuniremos con él en breve. Al poco rato, a penas dedicamos cinco minutos a las fotos, reanudamos la marcha y vamos subiendo por el camino bien marcado que curiosamente está a nuestro lado de la línea, esto  es, en España. Las vistas hacia el murallón del Aspe son también magníficas. Se ve hasta el mismo Candanchú y por supuesto, el ibón del que acabamos de venir.

La visión desde el camino que va hacia el Pico de los Monjes sigue siendo espectacular
Subiendo hacia el Pico de los Monjes. Detrás se ve el Aspe y los picos de alrededor y el ibón de Escalar
En el centro de la foto, la Zapatilla

Un poco más arriba,  Luis nos está esperando. Seguimos adelante. Cada vez se ve más pequeño el Ibón de Escalar y una extensión mayor de la muralla del Aspe , pero ya tendremos enseguida a la vista el Pequeño Pico de los Monjes y el Pico de los Monjes en sí mismo.

Trepando por el lado español. Al fondo a la izquierda, se ve a Luis esperándonos

A las 10:45 de la mañana ya se ve el pico. Pero hay otras sorpresas. A la izquierda, abajo en el valle, un mar de nubes nos obsequia con una bonita vista, digna de una postal.

Precioso mar de nubes muy abajo de donde nos encontramos
Mirando hacia el Aspe se llega a localizar, abajo en la foto, Candanchú

Hemos superado un desnivel ya de 648 metros aproximadamente, desde el parking de Astún hasta aquí. Justo antes de llegar al pico de los Monjes pisamos el Collado de Bénou (2.278m) casi en su base. Nos dirigimos hacia nuestro próximo objetivo.

Al parecer, el nombre del pico y el Collado de los Monjes, tienen relación con el Monasterio y Hospital de Santa Cristina de Somport, en territorio aragonés. Voy a hablar un poco de él porque merece la pena. El origen se sitúa a finales del siglo XI. Este hospital estaba regido por monjes y servía como punto de acogida para los peregrinos que cruzaban a Aragón desde Francia por nuestra cordillera.

El camino de Santiago aragonés,Foto de la web de los amigos del Camino

Los monjes se acercaban al collado donde ahora estamos para encontrarse con los peregrinos que, siguiendo el camino de Santiago, subían por el valle d’Ossau y lo cruzaban en su marcha hacia Compostela. Les servían de guías hasta la hospedería. El Hospital de Santa Cristina aparece mencionado en el Liber peregrinationis del Códice Calixtino, escrito por el francés Aymeric de Picaud, como uno de los principales «lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos, descanso para los necesitados, alivio para los enfermos, salvación de los muertos y auxilio para los vivos». La fama de Santa Cristina se extendió por toda Europa y lo coloca a la par que los hospitales de Jerusalén del Gran San Bernardo como «Unum tribus mundi”, esto es, «uno de los tres hospitales del mundo”, era el lema que presidía el altar mayor de la Iglesia de Santa Cristina.

Recreación del Hospital de Santa Cristina. Foto de la web del Gobierno de Aragón

Y no era exagerado si se advierte la estratégica situación del Hospital, en lo más alto del Somport (el Summus Portus romano), allí donde los peligros del camino, en forma de ventiscas de nieve y densa niebla, lo hacían más necesario y oportuno para el viajero. Cuando cansados y hambrientos, los peregrinos alcanzaban el Hospital de Santa Cristina, se les acogía gratuitamente por el tiempo máximo de tres días.

Aquí tenían oportunidad de descansar del largo y penoso viaje, en edificio reservado para ellos, y se les ofrecía abundante comida que consistía en un almuerzo a base de sopa y dos vasos de vino, luego a la hora de comer se les ofrecía también sopa, pero con tres vasos de vino y un plato de legumbres. Para cenar, un plato de carne, sopa y tres vasos de vino.

Estado actual de las excavaciones del Hospital de Santa Cristina. Foto de la web restos románicos

Si llegaban enfermos, se les cuidaba hasta su recuperación. Si finalmente morían, se les enterraba en el pequeño cementerio adosado a la capilla.Una vez reconfortados corporal y espiritualmente los peregrinos abandonaban Santa Cristina rumbo a Compostela o de vuelta a sus lejanos hogares. El Hospital de Santa Cristina de Somport, dejó definitivamente de emplearse en septiembre de 1808, un incendio arrasó por completo uno de los hospitales de peregrinos más importantes de la Europa Medieval. Una pena. No obstante se están excavando actualmente sus ruinas y es un bien cultural de especial protección por la legislación del Gobierno de Aragón.

Bueno, pues como voy relatando, el Pico de los Monjes, realmente es una excursión relativamente corta. Aunque de dificultad media. En el tramo final, hay que utilizar las manos y trepar un poco para alcanzar la cima. Si vamos con cuidado no debería surgir ningún problema. Las caídas laterales son importantes y hay que ir con cuidado.   

Luis por el camino que lleva a la base del Pico
Un poco de zoom. Hay personas subiendo que se ven si nos fijamos bien

Voy ilusionado por alcanzar la cima con mis compañeros. Pero hoy no va a ser el día que lo vaya a subir. Me explico. Me he resentido algo de la espalda y en un muslo, en un traspiés que he dado subiendo un rato antes. He pisado en falso por culpa de una piedra suelta y no hay cosa peor que esto, parece que te descoyuntas entero. A priori no le doy mucha importancia, pero voy subiendo la senda algo incómodo la verdad. Me he resentido. No obstante, de momento no tiro la toalla y voy decidido a subir el  pico de los Monjes. Llegamos. Y ahí está.

La visión que tengo de él no me da mucha confianza. Aunque a priori no parece excesivamente difícil. De todas formas hay zonas de rocas y la caída hacia ambos lados en caso de traspiés es considerable. Barajo las posibilidades y mi estado de ánimo. El dolor muscular va en aumento. Soy decidido y siempre con la debida prudencia, por supuesto, no suelo desistir de mis propósitos. Ya había leído con anterioridad que había que gatear en algún momento de la ascensión.

El pico de los Monjes. Justo abajo si se fija uno bien, se ven dos personas. Una de rojo, y otra de blanco

Me aproximo a su base con intención de atacar el pico. Nada más empezar, hay que superar unas rocas que “marcan” el sendero. Pongo el pie. Noto que me duele todo y la mochila tira para atrás de mí como si fuera un yunque. La espalda se resiente. Voy tocado. Decido que no voy a hacerlo. No quiero arriesgarme a sufrir un percance.

Yo vengo a disfrutar, no a pasarlo mal. Y hasta ahora estoy disfrutando, y así pienso seguir. Mi hermano Javier, y que lo ha subido varias veces, ya me dijo que era fácil, y que lo podía hacer sin problema, pero hoy no me veo entonado. También mi amigo Ángel me lo dice, que salvo algún trozo un poco más complicado donde hay que agarrarse con las manos el resto se puede hacer. Pero hoy no. Hoy no será. Tengo que acabar la excursión, volver a Astún, debo reservar fuerzas y no quiero, por un mal gesto, incrementar las molestias. Así que decisión tomada, me quedo. No subo. Puedo hacerlo en otra ocasión. No se lo van a llevar. El pico de los Monjes va a estar ahí siempre. Hay que saber decir no.

Como me dijo mi amigo Ángel al hacerme esta foto: «Luis en la antesala del pico de los Monjes»

De todas formas eso no quiere decir que no me quede un poco frustrado, pero creo que hoy he tomado la decisión acertada. Mi amigo Ángel me dice también que si no me veo con ganas que es la mejor opción, que él también lo ha hecho otras veces a la hora de subir a algún pico si lo ha visto necesario y que es lo mejor, que no pasa nada. Ángel también es prudente. Así que me da su mochila para que se la guarde y así ir él más ligero en la subida. Les digo que les haré algunas fotos mientras suben y bajan. Luis sin embargo se lleva su mochila a la espalda.

Como digo, con una sensación un tanto agridulce, me quedo en la antesala del pico, pero por otro lado, tranquilo. En la montaña debe imperar la prudencia y cada uno sabe lo que debe hacer en cada momento según las circunstancias. El objetivo que te marques hay que de llevarlo a cabo por supuesto, pero seguro de que vas a lograrlo sin problemas. Esto es lo más importante.

De vez en cuando voy haciendo alguna foto de mis compañeros mientras suben. No son los únicos. La verdad es que va trepando mucha más gente. Estamos en agosto, es normal. El paisaje es inmenso. Miro, oigo y disfruto de las sensaciones que la montaña me transmite. Son esos momentos de paz absoluta que hacen que llegar hasta aquí merezca la pena. Parece que poco a poco va remitiendo algo el malestar. Mejor, quedan más etapas y la vuelta hasta Astún.

Ángel y Luis subiendo , a la izquierda de la foto
Una parada casi llegando para contemplar las vistas. Ángel está junto a Luis, de azul claro
Ángel saludando a la cámara mientras van subiendo

El lugar me parece tan imponente y bonito por las vistas, que no tengo tiempo para aburrirme. Estoy disfrutando muchísimo. Veo que se puede acceder a una especie de pequeño pico algo más elevado, que pienso tiene que ser el pequeño pico de los Monjes, próximo a la base del pico mayor. Cojo las dos mochilas, con cuidado de no lastimarme más la espalda, y voy para allá. Desde allí se pueden contemplar unas panorámicas increíbles de la zona. Hago unas cuantas fotos del  entorno, de algunas flores, y con el zoom, de las cimas de alrededor y del mar de nubes. Después me siento un rato en una roca plana, simplemente dejando que mi vista contemple el infinito horizonte. Parece que el tiempo aquí se para, no hay prisas, ni obligaciones, nada, sólo calma e inmensidad.

Fotografiando el Pico de los Monjes y al fondo el mar de nubes. Para algunos franceses el día salió nublado

De pronto una pareja aparece donde yo estoy. Me dicen: «sentimos interrumpir, estabas aquí sólo  y hemos venido a fastidiar»…me asombra tanta consideración, la montaña es de todos. Son personas educadas, desde luego. Da gusto encontrarse gente así. Les digo ; «qué va, para nada, faltaría más, las vistas desde aquí son preciosas», y seguidamente hablamos un rato sobre los picos que se alcanzan con la vista. Después me dicen: «te dejamos tranquilo» y marchan.

Las montañas parecen olas que estén en movimiento, como el mar cuando está rizado
A vista de pájaro, o tal vez incluso más, las nubes bajo mis pies

Mientras estoy esperando, una pareja de jóvenes que acaban de bajar del pico me piden una foto. Se la hago. Me hacen otra a mí. Les pregunto qué tal les ha ido. La chica me dice que en algún momento de la bajada han pasado miedo. Que hay algún paso algo expuesto. ¡Vaya! Me digo a mí mismo. También les pregunto si las vistas cambian mucho respecto al  lugar donde nos encontramos y me dicen que no, que se ve algo más hacia el otro lado pero que básicamente es lo mismo. Por como hablan al irse, se ve claramente que son vascos. Hay mucho senderista de esta Comunidad que acude al Pirineo aragonés, en casi todas las excursiones me encuentro gente de por allí.

El mar de nubes parece extenderse varios kilómetros hacia el territorio francés
Los vascos me hacen una foto ya que yo les he hecho otra, con el mar de nubes de fondo
Mires donde mires, no puedes dejar de asombrarte con el paisaje
Los caballos beben y pastan junto al lago de montaña

Más tarde se van. Mis compañeros de marcha ya han llegado a la cima. 220 metros por encima de donde yo estoy. Son las once de la mañana. Hasta que bajen tengo tiempo de sobra para disfrutar de todo lo que me rodea. Y por supuesto hacer unas cuantas fotos de los picos. Cuando termino, decido volver al punto de partida, en la base del pico de los Monjes. Allí hay unos senderistas. Son aparentemente de mediana edad, más o menos. Les pregunto si van a subir y me dicen que no, que no se ven con fuerzas. Son alemanes. Me asombra lo bien que uno de ellos habla el castellano. Le felicito por hacerse entender tan bien. Son de Dortmund según me dicen. Después de una breve charla, los alemanes siguen su camino.

En primer plano, una ladera en movimiento. Forman lóbulos y zonas de solifluxión. Son lentos movimientos en masa
A la izquierda de la foto, el pico de los Monjes, a la derecha, al fondo, como una gran chimenea, el Midi D ´ Ossau,
Ángel con los brazos abiertos, y Luis, los dos en la cima del pico.
La pareja de vascos, con los que luego hablé, en primer plano, casualmente los fotografié antes de conocerlos
Esta foto me la hace Ángel desde la cima con su zoom. Curioso efecto al verse de fondo el agua del ibón de Escalar

Mis compañeros ya comienzan a bajar. Les hago más fotos mientras van descendiendo. Veo como en algún momento es necesario culear y ayudarse con ambas manos y pies en el descenso. Cada vez estoy más convencido de que subir tal y como me encontraba con la espalda, hubiera sido una mala decisión.

En esta foto se ve a Luis con camiseta azul clara, a la izquierda. Más arriba, de oscuro, Ángel
A veces hay que apoyarse con todo el cuerpo para bajar con seguridad
Luis y Ángel bajando. Casi a mitad de la foto está Luis, entre las rocas. Un poco más arriba, a su izquierda, Ángel

Mientras tanto, sigo explorando las plantas que hay por el lugar. Muchas flores no se ven, pero sí la magnífica «siempreviva» de montaña, o el rebullón (en aragonés). Le hago unas cuantas fotos. Siempre me ha gustado esta planta. Tiene hojas carnosas con rosetas de las que nacen tallos de hasta 15 cm y bastante gruesos. Crece en superficies rocosas. Cuando florece, en verano, del tallo nacen un grupo de flores de aspecto estrellado, con centro amarillo y pétalos rosa violáceo. La sempervivum montanum es exclusiva del Pirineo.

También veo algunos insectos que pululan entre las escasas briznas de hierba que surgen de las rocas sobre las que estoy. Uno dificilísimo de fotografiar, por lo inquieto de sus movimientos, que no logro identificar, se pone a tiro. No sé que es. Parece una especie de mariposa o polilla. Es de color naranja y negro, no se ve la cabeza, si la tiene está bajo una informe masa como de pelusilla.

Posible lepidóptero que no logro identificar. No paraba quieto, Al menos pude sacarle esta foto

Mire donde mire, por todos los lados, tengo motivos para hacer fotos. En el horizonte, con el zoom, y también con el modo macro, pero hay que seleccionar, porque con las cámaras digitales si no controlas, luego al volver a casa te encuentras con 300 fotos o más que hay que clasificar, muchas a veces muy similares. Por eso he aprendido -difícil- a ser algo más selectivo, aunque reconozco que a los que tenemos afición, nos cuesta bastante aguantarnos las ganas de hacer muchas fotos.

Desde las alturas, veo como en el Ibón de Escalar, aparece toda esta gente de golpe
Caballos y vacas comparten estas praderas surcadas por pequeños riachuelos
Estamos tan altos, que hasta con el zoom se alcanza a ver la lejana Candanchú

Y ahora, voy a poner el foco sobre algo que aunque no es propiamente de la excursión, si ha sucedido en el momento de escribir esta entrada del blog y me ha parecido interesante dejarlo aquí mencionado.

Estoy escribiendo esto a finales de agosto de 2019, y un suceso relacionado con el Pico de los Monjes, ha aparecido recientemente en la prensa aragonesa y también en la nacional. Se produjo el viernes 16 de agosto de 2019.

El Diario del Alto Aragón: “ HUESCA.- Una montañera madrileña falleció el viernes en el Hospital Miguel Servet, al no poder recuperarse de las heridas que había sufrido ese mismo día como consecuencia de los politraumatismos que había sufrido por una caída de entre 60 y 80 metros mientras descendía el pico El Monje, en Astún unas horas antes.” (—) “La accidentada era una mujer de 49 años, vecina de Madrid, la cual se precipitó entre 60 y 80 metros por una ladera de hierba y piedras, que le ocasionaron politraumatismos muy graves.”. (—) entre ellos uno craneoencefálico. Aunque la rescataron con vida sobre las 15.00, M. B. H. S. murió horas después »

Este suceso, producido justamente en el pico de los Monjes, me ha impactado especialmente. No he podido sino pensar; ¿Y si me hubiera ocurrido a mí en el caso de tomar la decisión equivocada en ese momento?.

Con esto no quiero decir que haya que ir con miedo a la montaña, ni mucho menos, pero sí con extremo cuidado y nunca perderle el respeto. Este mes de agosto está siendo especialmente trágico en el Pirineo aragonés. Los titulares de prensa son, por desgracia, reflejo de lo que está ocurriendo:

Tal ha sido la abundancia de sucesos en la montaña , que este 22 de agosto la Guardia Civil se ha visto obligada a lanzar un comunicado pidiendo prudencia a la gente, algo insólito y poco habitual. Están desbordados.

La siguientes noticias también son demoledoras y representativas de lo que está pasando en el Pirineo aragonés este verano del 2019.

Fallecidos en el Pirineo aragonés a lo largo del mes de agosto de 2019

Siempre he opinado que el objetivo en la montaña no es llegar a cualquier precio, sino disfrutar con prudencia y sentido común. Cada uno debe valorar y tomar la decisión acertada según el momento y las circunstancias en las que se encuentre. Hay que saber darse la vuelta si es preciso. Yo siempre tengo en cuenta dos reglas básicas:

  • Si no subes hoy, ya subirás mañana, pero si te caes, es fácil que no subas nunca,
  • En zonas fáciles también hay peligro, no hay que confiarse.

Además hay que calcular adecuadamente la distancia a cubrir y el tiempo que te llevará hacer la ruta, teniendo en cuenta que no sólo hay que ir, también hay que volver, informarse bien del tiempo atmosférico que va a hacer (ya he contado en otras entradas que yo lo miro previamente por AEMET), ir con el equipamiento adecuado, calcular bien tus fuerzas , etc, etc.

Pues bien, después de este paréntesis, sigo con el relato de la excursión. Una vez ya que han bajado del pico Ángel y Luis, se reúnen conmigo y se toman un rato de descanso para reponer fuerzas y comer algo. Son más de las 11:30 de la mañana. En este punto, el GPS de Luis, marca 2.302 metros sobre el nivel del mar.

El GPS no engaña. El que se está comiendo un plátano detrás es el otro Luis

Después, sobre las 11:50 proseguimos la excursión. Ahora se trata, siguiendo el GPS de Luis, que lleva la ruta de wikiloc grabada, llegar hasta el Pico de Astún (2.283 m) y si es posible, llegar al Pico Mala Cara (2.268 m), para luego bajar hasta el Ibón de las Truchas (2.147 m) y desde ahí a la estación de esquí de Astún (1.658 m). Habrá que descender más de 600 metros de desnivel.

Un selfie de recuerdo y a seguir la excursión

Descendemos y pasamos de nuevo por el Collado de los Monjes (2.168 m) y nos dirigimos hacia nuestro próximo objetivo. Serán las 12:10 horas. Afortunadamente, noto que ya me encuentro mejor, aunque aún me duele algo el muslo, no me impide caminar con cierta soltura, y más aún cuando el músculo entra en calor. Vamos siguiendo la senda que nos lleva por la ladera de la montaña y avanzamos a buen ritmo.

Bajando otra vez hacia el Collado de los Monjes para llegar a nuestro próximo objetivo; el pico de Astún
Donde se ve gente, eso es el Collado de los Monjes. Nosotros seguiremos hacia los montes a la izquierda de la foto
Con el Collado y el Pico de los Monjes al fondo, iniciamos la marcha hacia el de Astún

El  paisaje cambia poco a poco según te vas situando. El pico de los Monjes se va alejando y la vista se amplía a las cimas que están a su lado. Son las 12:30. Ahora veo el pico donde yo he estado con más claridad, a unos 2.291 m aproximadamente.

El Pequeño pico de los Monjes (2.291 m) donde yo he estado, y el Pico de los Monjes (2.347 m) los saco juntos

Todo cobra una dimensión y perspectiva diferente. Hasta el Midi D ´Ossau que sigue omnipresente y majestuoso, se ve distinto, pues el sol ha cambiado su posición y la luz ilumina sus paredes. Por la mañana incidía por detrás.

En verdad, se trata de un antiguo estratovolcán. La mole rocosa es la lava solidificada en el interior de la chimenea del viejo volcán ya desaparecido. Una vez erosionada la montaña que componía el volcán, ha quedado a la vista el contenido de la chimenea. Esto explica su homogeneidad de material y sus verticalidad a la vez que se distingue claramente en la forma con los picos vecinos.

Imponente, magnífico, el Midi D ´ Ossau domina el paisaje. Si lo vemos desde el otro lado, parece que tiene dos picos
Selfie con el Midi de fondo. Ahora se va viendo mejor. El sol ya no le da tanto por detrás y la luz resalta las rocas

Podemos observar también a medida que avanzamos las cimas que están a la derecha del Pico de los Monjes. Hay una zona que es como rojiza, y otra en la que se aprecia un pliegue en los estratos que forman la montaña, en forma de rodilla. Luis es Licenciado en Geografía y controla estos temas. Yo  como estoy siempre interesado en conocer el origen geológico de lo que veo y piso, le pregunto sobre las formaciones en cuestión, y me explica el por qué de esos plegamientos.

Pliegue en rodilla. Se ve claramente. Posiblemente sea un anticlinal tumbado

Le comento lo que yo sé sobre anticlinales y sinclinales, en los primeros los materiales más antiguos están situados en el núcleo del pliegue y la forma de los estratos dibujan una letra A, por eso me acuerdo bien cuando los veo, y por el contrario, en el sinclinal son los materiales más modernos los que se sitúan en el núcleo o centro del pliegue, yo me acuerdo de la letra V.

Él  me explica que, en el caso que vemos sobre el terreno, parece que hay una contradicción geológica, pues las capas que la erosión ha dejado a la vista y que están en la zona más alta, son las más antiguas, cuando debería ser al revés. La geología a veces es caprichosa. También veo un pliegue que a mí me parece está en forma de rodilla. Le tendré que preguntar a mi tocayo, pero igual el pliegue corresponde a un manto de corrimiento, esto es, a una serie plegada que se ha despegado de su lugar de origen y se ha desplazado varios kilómetros.

No me canso de fotografiar esta mole que es el Midi, la chimenea de lava solidificada y erosionada de un volcán
Por la parte francesa hacia el Pico de Astún. La frontera está en la divisoria de aguas, más arriba

Y es que el origen de todo esto tiene su explicación. Por lo que yo sé, y no soy ningún experto, pero si que es verdad que me gusta leer siempre que puedo sobre estos temas, al principio, esto es, hace como 600 millones de años, en el período llamado Ediacaran, los continentes estaban separados, la vida esta evolucionando en el mar y la vida multicelular apenas comienza a emerger. Entre España y Francia no había montañas, sino un mar. Las partículas en suspensión que flotaban en ese mar se fueron precipitando y formarán varias capas de sedimentos en el fondo. En las fotos he pintado España de amarillo cuando no se distinguía bien, para que nos hagamos una idea respecto al mapa actual.

Estas capas más tarde convertidas en rocas, surgirán del mar por efecto del  movimiento de placas. Un ejemplo actual de estas rocas que están a la vista es la Peña Foratata (2.341 m) junto a Formigal, en el Valle de Tena, repleta de fósiles marinos.

¿Cuál fue el siguiente paso en la cadena de acontecimientos geológicos? Hace 300 millones de años, los continentes comienzan a acercarse, desaparece el mar y las placas “española” y “europea-francesa” chocan y se eleva una cordillera, no la actual, pero si su antecesora. Estamos en el Carbonífero tardío. Las plantas desarrollaron sistemas de raíces que les permitieron crecer y moverse hacia el interior, y los ambientes evolucionaron bajo las copas de los árboles. El oxígeno atmosférico aumentó a medida que las plantas se extendían por la tierra. Los primeros reptiles han evolucionado y los insectos gigantes se diversifican.

Este período geológico se conoce como la Cordillera Hercínica o plegamiento hercínico. De este momento es la aparición del macizo granítico, que son rocas que se enfrían lentamente debajo de la corteza terrestre. Hay ejemplos de esto en el  Balneario  de Panticosa, cuyas aguas son termales y que es consecuencia del calor que todavía irradia el magma que está debajo de Panticosa y las vistosas marmoleras de los Picos de los Infiernos (3.081 m).

Desde donde estoy puedo sacar a lo lejos la marmolera de los Infiernos. Es el plegamiento Hercínico. 300 m.años a.C.
La marmolera de los Infiernos, siempre ha destacado en esta zona del Pirineo aragonés por lo vistoso del pico

Posteriormente viene un periodo de separación de las placas, hace unos 200 millones de años. Estamos en el Triásico tardío. Lo que va a ocurrir ahora será catastrófico. Un evento de extinción masiva provoca la desaparición del 76% de todas las especies de vida terrestre y marina, y además reduce en gran medida las poblaciones supervivientes. Algunas familias, como los pterosaurios, los cocodrilos, mamíferos y peces se vieron mínimamente afectados. Surgen los primeros verdaderos dinosaurios.

A nivel geológico ocurre lo contrario al periodo anterior, ahora hay separación, lo que favorece la aparición del magma hacia el exterior en forma de volcanes, como el Pico Anayet o el Midi D ´ Ossau.También es una época en la que se produce una gran erosión de la cordillera que se había formado anteriormente.

Parte de las rocas de las que estaban “hechas” las montañas, se pueden encontrar hoy en las laderas y valles. Esta separación de “España y Francia” trae consigo la entrada del mar de Thetys. Esto supone el aporte al mar de materiales de las tierras colindantes y la formación de calizas por precipitación de sales.

Erosión selectiva.Pliegue tumbado, y detrás los materiales más antiguos en la zona más elevada, debería ser al revés.

Pero esto no acaba aquí. Hace 66 millones de años, en el Cretácico tardío, se produce una segunda extinción masiva. Un gran asteroide impacta contra la tierra en la zona de la actual península del Yucatán, en México, provocando la extinción de los dinosaurios, muchos reptiles marinos, todos los reptiles voladores y muchos invertebrados marinos y otras especies.

A nivel geológico de nuevo, las placas se aproximan, chocan entre sí y como consecuencia de ello, se elevan las montañas que formarán los definitivos Pirineos. Lo componen las rocas del primer plegamiento, más los materiales erosionados, más las calizas precipitadas. Todas ellas sumergidas hasta ahora. Es el plegamiento alpino.

Finalmente, a las montañas que vemos hoy, aún le queda un evento importante que ha modificado el paisaje que contemplamos: el modelado glaciar. Nos situamos en las grandes glaciaciones que se produjeron en el Pleistoceno (la Era Cuaternaria) que comienza hace 2,59 millones de años y finaliza aproximadamente en el 10.000 a. C.

Entonces se formaron inmensos glaciares, algunos de 500 metros de espesor o más, como el de Pineta, el de Ordesa, artesas en forma de U, que fueron arrollando todo lo que encontraban a su paso. Grandes ríos de hielo bajaban desde lo más alto de las montañas dando forma a los valles que ahora vemos. Su poder abrasivo desgarraba y limaba las paredes de roca.

Unos datos que nos asombrarán: las nieves perpetuas llegaban en nuestros valles del Pirineo aragonés a la cota de 1.800 metros, el glaciar del río Gállego alcanzó una distancia de 45 kilómetros tierra adentro, y el pueblo de Biescas, en el Valle de Tena, tenía por encima de su localización actual, 300 metros de hielo. Impresiona sólo imaginárselo ¿verdad?. Espero que os haya parecido interesante este paréntesis geológico en mi relato.

Finalmente, todo lo que vemos ahora fue «retocado» por los glaciares, dejando el paisaje actual, modelado por ellos

Bueno, pues seguimos caminando y reparo que a la derecha del Pico de Los Monjes, se ve continuamente otro, que es el pico Paradis (2.129m), por supuesto, en Francia. Pero como he dicho anteriormente, nuestro verdadero objetivo es el Pico Astún (2.283 m) para, superando  el Collado de Astún (2.185 m), subir el Pico Mala Cara (2.268 m). El nombre no es muy alentador. Luis va por delante, y Ángel y yo, más aficionados a las fotos, nos quedamos un poco retrasados dando rienda suelta a nuestro hobby.

Nos alejamos del Pico de los Monjes. El lago que se ve, quizás sea el Lac Paradisse. Todo lo que se aprecia es Francia
El pico Paradis (2.129 m) a la derecha del pico de los Monjes (2.349 m)
Sin el Midi D ´ Ossau, el paisaje sería otro. Siempre destacando sobre el resto de picos, majestuoso

En nuestro recorrido, pasamos junto a un grupo de caballos que están tranquilamente a sus anchas, pastando y tomando el sol.  Otros, en una cota más baja que la senda que seguimos, se refrescan metiendo las patas en el agua de una charca que está junto a un nevero y que va derritiéndose poco a poco. Son las 12:45 horas. El Midi D ´ Ossau, esa vieja chimenea de un volcán, parece observarlo todo de forma omnipresente en el paisaje.

Es gratificante ver a estos caballos pastar libres por las praderas
Vemos caballos, aunque también en la lejanía, más abajo, vacas y ovejas
Tras los caballos, se ve de donde venimos, le Petit pic des Moines y le Pic des Moines (como los llaman los franceses)
Aún resisten algunos neveros invernales. Proporcionan agua a los animales y un buen lugar para refrescarse
Aplacando la sed
En libertad, con pastos, agua y todo el espacio que necesitan, los caballos están a sus anchas
Por aquí aún hay zonas con algo de nieve entre las rocas. Aquí un selfie con una de ellas

Pero no todo es lo que se ve en el plano del horizonte. También aprovecho para hacer alguna foto de las flores que me voy encontrando, eso sí, lo más rápido posible pues Luis ya va muy por delante, y Ángel también ha empezado a caminar y no quiero retrasarme.

Hago fotos de lo que puedo. La primera foto es de unas florecillas blancas, que no logro identificar. Luego veo otras azuladas, la genciana, esta sí la conozco, de un bonito color azul y forma acampanada, florece de abril a agosto, entre 1.200 y 2.600 metros, en pastos de alta montaña. A lo lejos un grupo de androsace ciliata, con su característico color rosa, su floración se produce en julio y agosto, entre 1.800 y 3.000 metros, Y finalmente también saco unas flores de color rosa oscuro, que parecen Gladiolus illyricus , pero no estoy seguro de esto. Tendré que investigar.

Sobre las 13 horas, hemos alcanzado, subiendo por la ladera, la divisoria de aguas,  o la línea  que une las dos vertientes, de forma que a un lado, a la derecha, vemos el Ibón de las Truchas muy abajo, y de nuevo la muralla del Aspe, y al otro, la zona de dónde venimos, ( El pico de los Monjes, El Midi D ´ Ossau). Las vistas son sencillamente espectaculares, y el cortado también, hay que ir con cuidado y no acercarse.

Aproximándonos hacia la divisoria de aguas
Nos hacemos este selfie con el ibón de las truchas de fondo
El ibón de las Truchas, abajo. Mejor no asomarse al cortado. Son 135 metros de caída.

Ya tenemos el pico Astún a la vista. En la subida hay algún paso entre rocas que hay que superar con precaución. Luis me espera por si necesito ayuda. Sabe que voy un poco tocado.Es de agradecer. Me dice más o menos esto: primero asegura un pie, y cuando esté bien asentado, mueves el otro, y así sucesivamente. Buenos consejos. Pasamos los dos tranquilamente. Estamos en el Pico Astún (2.283 m). Una vez superado el punto máximo de elevación, comenzamos a descender. Ya vemos abajo el Collado de Astún. Ángel va por delante.

Hacia nuestro objetivo, la cima de la derecha, El pico Astún (2.283 m)
Mirando hacia atrás, que lejos queda ya el Pico de los Monjes
En esta foto se puede ver, a la derecha , a media distancia, el camino que hemos seguido, próximo al cortado
Por las laderas del Pico Astún, Ángel en primer plano de azul, saca una foto a Luis que va por delante
El ibón de las Truchas desde el Pico Astún (2.283 m). Las rocas a mi espalda, perfilan el cortado con caída a plomo
El Ibón de las Truchas, 135 metros más abajo. Asomarse mucho no es recomendable
De pronto, algo se mueve en el ibón. Con el zoom capto estas valientes bañistas ¿estará muy fría el agua?
Cima del Pico Astún (2.283 m) , sólo 66 metros menos que el de los Monjes (2.347 m)
En algunos momentos la línea de la divisoria entre vertientes es el final de la propia roca acabada en filo, está tan lisa que refleja el sol casi como un espejo

Bueno, pues a medida que avanzo pienso que, a fin de cuentas, no habré subido al pico de los Monjes, pero al menos he hecho otro pico, el de Astún, que sólo tiene 66 metros menos que el primero. No está mal. Ahora veremos si hay tiempo de hacer el siguiente, el de la Mala Cara, y veremos si hace honor a su nombre.

Hago alguna foto más hacia el lado francés con el zoom, después ya lo perderé de vista. Ha sido una visión espectacular del Midi D ´Ossau y de todo su entorno. Me digo que volveré por esta zona para hacer la ruta de los lagos franceses. Empezamos a descender del pico Astún. La senda está bien marcada.

Sigo llevándome las montañas a casa, al menos en las fotos.
Las ovejas siguen las sendas y dibujan estas curiosas líneas blancas en el paisaje
Tierras francesas hasta donde se pierde la vista
Descendiendo hacia el Collado de Astún (2.185 m). Aquí se ve a Ángel que ha alargado los bastones al máximo

Una vez en el Collado (2.185m) nos encontramos con algo más de gente. Un cartel en francés, inglés y castellano, nos recuerda que en este punto estamos en el Parque Nacional de los  Pirineos, y que hay una normativa especial aplicable.

Como curiosidad os cuento lo que pone:

Prohibido perros ¡incluso atados!, esto es, no puedes venir aquí con tu perro aunque lo lleves sujeto. También dice que no se puede recolectar o sacar muestras, no dejar residuos, no acampar, no hacer fuego, no se puede vivaquear, sólo está permitido a más de una hora de distancia caminando de los límites del parque o de un acceso por carretera y sólo entre las 19 horas y las 9 h, también se prohíben todo tipo de vehículos y bicicletas BTT, no se puede practicar parapente u otros deportes aéreos, están prohibidos el ruido y las molestias y las armas.

Reglamentación del Parque Nacional francés , me parece muy bien, que se cuiden los espacios protegidos

Me parece muy bien. Hay que proteger la naturaleza. Y a quién no cumpla las normas que se le aplique la ley. Va en beneficio del disfrute de todos. Serán sobre las 13:45 horas.

Ya en el collado barajamos la posibilidad de subir al pico Mala Cara o no. La hora ya es algo tardía. Son cerca de las dos y si queremos llegar a la estación de esquí de Astún y volver a Zaragoza no muy tarde, igual es mucho tomate. No obstante yo en la lejanía, miro este monte y lo veo asequible. No sé por qué le han puesto ese nombre, no tiene ese aspecto maligno. Yo  hubiera ido, de ser un poco más pronto, pero  tal vez nos viene algo justo. Así que lo dejamos para otra ocasión.

De  todas formas, mientras mis compañeros descansan en el collado, yo me quito el gusanillo y subo algo de terreno por la senda que va en dirección al pico, para otear un poco el  horizonte y luego comentarles a ellos lo que he visto. Pronto gano cierta altura sobre el collado lo que me permite ver el  pico de Astún, justo enfrente de mí, y el Ibón de Las Truchas, un poco más abajo, además del  camino que habremos de tomar para volver, todo en el mismo plano fotográfico. Además también se ve gente subiendo el camino. Perfecto, cuando hay personas en el paisaje sirven de estupendo modelo comparativo para dar dimensión al entorno. Es una buena vista. Hago unas cuantas fotos. No me entretengo. Ya pasan de las dos de la tarde.

Subiendo la senda que va hacia el pico Mala Cara, hago esta foto del Pico Astún , el ibón y gente por el camino
El ibón de las Truchas, Aquí se ve bien como parece colgado en la montaña con todavía mucho terreno por debajo
Selfie bajando la senda que va hacia el pIco Mala Cara. Se ve a Ángel y Luis que me están esperando en el Collado

Desciendo y me reúno con mis compañeros de marcha. Decidimos ir ya hacia Astún. Pero antes hay que pasar obligatoriamente por el Ibón de las Truchas. Toca descender otra vez. De bajada nos topamos con un montón de chicos y chicas que según nos dijeron son de un campamento de verano y que van subiendo como pueden, algunos dan muestras claras de cansancio, resoplan y llevan la cara roja como un tomate. Los más jóvenes tendrán 13 o 14 años. Hablamos con el monitor. Nos dice que le supone mucho trabajo controlar a tanto adolescente junto. Normal. Que él casi no se entera de las excursiones que hace cuando va al cargo del grupo. Debe ir atento, es su responsabilidad. Nos despedimos y continuamos descendiendo.

Delante nuestro va una pareja que parece de mi quinta. La cara de él me suena un montón. Le pregunto y resulta que es un antiguo conocido de mi época de Universitario, que va con la mujer caminando y que casualmente me habla de una amiga de mi hermano y mía, a la que hace mucho tiempo que no veo y que vive en los mismos bloques de viviendas de la ciudad de Jaca que ellos. Es curioso, igual no ves a alguien durante 25 años en tu propia ciudad y te lo encuentras de repente bajando de un ibón en el Pirineo. La vida es así.

A las 14:20 horas estamos en el Ibón de las Truchas a 2.144 metros sobre el nivel del mar. Este ibón está en una cota superior al de Escalar (2.078 m), son 66 metros más. Qué curioso, la misma diferencia entre el pico de de Astún y el de los Monjes.

El vaso de este ibón tiene el típico perfil de cuenco de origen glaciar. La profundidad máxima es de 4,8 m. La superficie será de unas dos hectáreas aproximadamente. También de aquí nace un torrente que dará origen más abajo al río Aragón, los dos ibones dan agua al cauce de lo que se convertirá en futuro rio. Tiene truchas, como su nombre indica, pero originariamente no era así. Los humanos echamos alevines de la especie en el agua, y ahora en este ibón se practica la pesca. Pero lo que sí es autóctono de aquí es la abundante población de de anfibios, principalmente sapos y ranas​, que no obstante pueden verse amenazados por la presencia de los peces introducidos. El hombre siempre alterándolo todo. Menos mal que ahora ya este tipo de acciones están muy controladas.

El ibón de las Truchas.Hasta ahí llega el Telesilla de los Lagos, lo que hace el lugar accesible para todos los públicos
Verdaderamente, hay truchas como se puede ver en la foto. El agua, limpia como el cristal
Hay variados anfibios. Ranas sobre todo. Aquí saqué unos cuantos renacuajos
Hace miles de años todo esto sería hielo con cientos de metros de espesor

Antes hacía mención de que hay una manera más fácil de visitar estos ibones que no distan mucho uno del otro, y que no es otra que utilizando el Telesilla, Panticosa “Los Lagos” que funciona en horario de apertura de 9,30 h a 17,00 h y que cuesta 11 euros (subida y bajada) para los adultos o 16 euros si incluye un pic-nic (compuesto por bocadillo y un refresco). El precio para infantil (6 a 14 años) y senior (65 años o más) es de 7 euros el sencillo y 12 euros el billete más pic-nic. Los niños hasta 5 años no pagan y el pase de subida o bajada sólo cuesta 6 euros. Esto hace el lugar accesible para todos los públicos, que pueden disfrutar de estos parajes sin tener que subir caminando los 489 metros de desnivel que hay desde la estación de esquí de Astún.

La senda sigue el contorno del Ibón en parte de su recorrido

También hay una excursión que quiero hacer otro día, sería visitar todos los ibones de la zona, o  en este caso «lacs», la mayor parte en suelo francés.  La ruta será ir desde el ibón de las Truchas al de Escalar, en unos 20 minutos, luego caminar otros 40 minutos y llegar al Lac Casterau, de ahí ir al Lac Bersau en más o menos 18 minutos, luego al Lac Gentau donde llegarás en 30 minutos aproximadamente, y seguir caminando otros 5 minutos para llegar al lac Miey y finalmente tras otros 14 minutos de marcha, llegar al Lac Romasot. Es decir, en un par de horas puedes ver siete lagos de origen glaciar, claro que luego hay que calcular el tiempo para volver, al Ibón de las Truchas, si has usado el telesilla para subir, o si lo has hecho caminando yo bajaría desde el Ibón de Escalar, a la estación de esquí de Astún.

El ibón de las Truchas y los dos Luises

Una vez que abandonamos el ibón, serán sobre las 14:30 horas, subimos un pequeño desnivel (el vaso del ibón) y al llegar arriba podemos ver la maquinaria del telesilla que está en pleno funcionamiento y también las torres que sujetan los cables que llevan las sillas colgando, Algunas van llenas de gente. También vemos la terraza del bar de la estación, en alto, sobre lo que parece una especie de muro de madera que parte de un pequeño edificio en la parte superior y en el que hay unas mesas en las que están sentadas algunas personas, supongo que serán los que han optado por pagar 16 euros por el billete del telesilla, que incluye el pic-nic como explicaba antes.

Nos alejamos ya del ibón. Tras el repecho que se ve al fondo a la izquierda, está el telesilla
Dejamos el ibón de Las Truchas. A la derecha, saliendo del lago se ve el camino de llegada que hemos usado
Hay que decidir la senda por donde bajaremos. El telesilla, una buena opción para los que quieran caminar menos

Nosotros bajaremos andando hasta el parking de los coches, en Astún. Miramos a ver por donde. Una opción es seguir una pista marcada y amplia, pero tal vez es mucho alargar y no sabemos si nos llevará seguro allí. Otra es bajar campo a través. No parece mala alternativa y esta es la que escogemos. Hay que descender 486 metros, y no serán precisamente cómodos de hacer. Comenzamos el descenso a las 14:45 horas.

Zigzagueando en la bajada campo a través
Bajando hacia Astún, no hay senda que seguir

Son laderas de inclinación pronunciada, de hierba y prados mayormente, a veces con algún torrente, pero sobre todo, de pendiente acentuada. Procuro bajar zigzagueando, pero aún con todo, es bastante cansado, y más para ser la última etapa de la excursión. Aguanto bien, pero me ayudo de los bastones, que he alargado al máximo para no tener que doblar mucho la espalda. Me acuerdo de ese festival del queso rodante que a veces sacan por la tele, en la que se ve a unos locos ingleses tirándose colina abajo y rodando sin parar tras el sabroso premio. Estas laderas les vendrían como anillo al dedo.

Por lo menos, el muslo no me duele ya como antes. Pero todo no podía ser perfecto. Las rodillas es lo  que noto se me van cargando, por eso es importante repartir el peso adecuadamente con los bastones. Sufren menos. Aún así, me entretengo haciendo fotos de algunas plantas y flores que me llaman la atención y del entorno en general. Hay unas orquídeas en concreto que son especialmente bonitas, de color rosa y que encuentro a medida que voy descendiendo, hay muchas de ellas, son las orquídeas de la familia Dactylorhiza.

Orquídea Dactylorhiza de preciosos colores y dibujos en los pétalos

A estas alturas, Luis y Ángel me han tomado la delantera descendiendo, pues no se han parado a hacer fotos. Tampoco los quiero hacer esperar, así que subo el ritmo. Aguanto bien. Voy recortando terreno. De vez en cuando nos topamos con una mini charca, rodeada de turba.

Pequeñas charcas aparecen a medida que descendemos

A medida que vamos bajando, ya podemos observar la estación de esquí de Astún y el aparcamiento, pero todavía se ven pequeños en la lejanía. Las praderas se van convirtiendo en pequeños bancales de piedra y hierba, como si fueran escalones naturales. Abajo podemos ver el camino que hemos hecho por la mañana para llegar al Ibón de Escalar. Seguimos el curso  de un pequeño torrente. Las vistas siguen siendo espectaculares.

Agua pura y fresca del Pirineo. Sorteamos algún torrente que otro

Una vez que ya parece que hemos superado lo más empinado de la ladera, me giro y veo de donde venimos. Por ahí he bajado,me digo. Desde aquí no parece que el terreno esté tan inclinado. La perspectiva engaña. Le hago una foto. Ha sido un descenso costoso sobre todo para las piernas y rodillas, como os he contado, aunque en mi caso, ya os dije que los bastones colocados en su máxima extensión posible-configuración perfecta para descensos prolongados-han cumplido su función y me han hecho la bajada más llevadera.

Echo la vista atrás y veo de donde venimos. ¡Qué duro se ha hecho el descenso campo a través!

Sigo avanzando. No de jo de mirar a mi alrededor. En un momento determinado veo un grupo de flores amarillas y pienso que si las fotografío en primer plano con el fondo de la Zapatilla y el Aspe, puede quedar una foto bien chula. Dicho y hecho.

Flores amarillas y el Aspe y la Zapatilla al fondo.

Los prados están muy bonitos. Hemos coincidido con el período de floración de unas cuantas plantas. Veo lirios, más flores amarillas y moradas, y de otros colores y clases que no logro identificar. Ya investigaré en casa.

Bajando entre hierba y flores hacia el aparcamiento de Astún
Un lirio de montaña y pequeñas orquídeas amarillas. Esas sí me son familiares

Poco a poco, y a medida que vamos bajando, ya aparecen los edificios de la estación de esquí. El final de la excursión ya se ve cerca, pero aún nos queda un trecho hasta llegar.

Ya aparece a la vista nuestro destino, el parking de Astún y los edificios. Le hago a Ángel una foto con este fondo

Son las 15:30 horas y las casas de la estación de esquí ya se empiezan a ver más grandes y próximas. Más flores amarillas. Aprovecho para hacer otra foto, esta vez incluyendo la estación y el Aspe juntos.

Me agacho un poco y encuadro. Flores, Astún y la muralla del Aspe juntos. Me gusta el resultado. Me llevo el recuerdo

Estamos llegando al final del recorrido y también abandonamos el campo a través para llegar al camino que cogimos por la mañana, en su tramo inicial. Después llegamos a la poza de agua, aquella que conté al principio que estaba remansada de forma artificial, y en vez de seguir por la pista de la gravilla grisácea, acortamos por una senda de bajada a través del prado y que está bien marcada que nos ahorra unos cuantos metros de caminata aunque sigue castigando las piernas pues es de pendiente más pronunciada.

Finalmente a las 15:45 horas llegamos al aparcamiento de Astún. Objetivo conseguido. Hay que quitarse las botas de montaña y cambiarse la camiseta. Mi podómetro marca 8,22 km de excursión pero no me fio demasiado, va bien para el llano, pero las subidas y bajadas ya no es tan preciso. Según Google Earth habremos hecho como unos 3 km más aproximadamente.

Pues como digo, estamos cambiándonos cuando a mi tocayo Luis de pronto le da como un tirón muscular en una pierna que le transforma la cara rápidamente en una mueca de dolor. ¡Vaya! El descenso le ha pasado factura. Creo que se le queda agarrotado el gemelo. Se le ha debido quedar el músculo contracturado durante algunos segundos. Tras unos instantes, y después de un ligero masaje, parece recuperarse. Le digo que si no se encuentra en condiciones de conducir que no se preocupe, que tenemos la misma marca de coche. No es necesario. Ya se encuentra bien. Así que nos vamos hacia Canfranc. Son las 15:50 horas de la tarde. A las 16:10, llegamos a Canfranc Estación.

Ya en el coche, volvemos a Zaragoza, pero antes, pararemos en Canfranc Estación a tomar algo

La Estación Internacional de Canfranc merece una visita. Se inauguró el 18 de julio de 1928. Está declarada como Bien de Interés Cultural, y está catalogada como monumento desde el 6 de marzo de 2002. En la actualidad se está acometiendo una reforma completa del complejo ferroviario. Yo ya la visité en tiempos, antes de las obras. Merece la pena.

La Estación Internacional de Canfranc. Bien merece hacerse un selfie con ella de fondo

Aparcamos en el único hueco que vemos por la zona (está a tope) y nos vamos a un bar que conoce Luis y que tiene terraza. Buscamos mesa. Hay huecos. Supongo que por la hora. Unas niñas traviesas tiran una maceta que marca los límites del lugar y todo se llena de tierra que como pueden, intentan poner de nuevo en el malogrado macetero. LLegan los padres. Reprimenda al canto. Nos sentamos en una mesa. Llega el camarero y pedimos. Tardan una eternidad en servirnos. Aprovecho para, mientras esperan Ángel y Luis, acercarme a la Oficina de Turismo que está al lado y coger algunos planos y folletos de la zona para los tres. Vuelvo y todavía no nos han servido. Que raro. Pregunto. Resulta que al camarero se le había olvidado lo nuestro. Al rato nos lo ponen, y nos trae también unas olivas de acompañamiento. Al fin podemos refrescar el gaznate y relajarnos un poco.

En Canfranc Estación nos tomamos un merecido refrigerio con algo de retraso ¡se olvidaron de nosotros!

Mientras estamos sentados, un pájaro negro, que podría ser un estornino o algo así, – no estoy seguro- da saltos próximo a nosotros y lleva algo cogido por el pico. Debe ser su merienda, seguro, pero lo que sea que lleva es casi imposible de identificar. ¿Será algún tipo de insecto o gusano?. Ni haciéndole una foto con el zoom se ve bien.

Parece como una especie de estornino o algo así. Ni pájaro, ni presa, sé lo que son

Pasado un rato, no mucho, decidimos que ya es hora de volver. Al coche y para casa. A las 16:50 horas pasamos junto a la Torreta de vigilancia del siglo XIX, o también llamada Torreta de los Fusileros. Esta torreta, se construyó tras la conclusión de la carretera de Zaragoza a Francia por el Somport, en 1876, y servía para defender la nueva vía en caso de hipotéticas invasiones desde Francia. Seguimos ruta y a las 17:34 horas ya estamos entrando en los túneles de la cima del Monrepós, y a las 17:40 horas pasamos el túnel de Arguis y Nueno. De ahí a Huesca y a Zaragoza ya no queda mucho.

Foto de La torreta de fusileros desde el coche
Cruzando los túneles del Monrepós ya de vuelta a Zaragoza

Bueno pues ya voy concluyendo. Ha sido una bonita jornada de montaña, en la que me lo he pasado genial y además he conocido a Luis, con el que junto con mi amigo Ángel quedamos para proyectar futuras excursiones si Dios quiere.

Como digo siempre, espero que os haya parecido interesante el relato de la excursión. A veces me salen más extensos, otras veces menos. Me pongo delante del ordenador y lo hago como va surgiendo. Espero que no os resulte pesado o aburrido, aunque si habéis llegado hasta aquí, es que os ha gustado.

De esta caminata, yo me quedo con los paisajes inmensos y con el recorrido en su conjunto que me ha encantado. Y por supuesto con la agradable compañía en el recorrido de mi amigo Ángel y Luis. Me hago la promesa de volver para completar otros posibles circuitos por la zona como he dicho antes y seguir disfrutando de este Valle del Aragón y de la Comarca de la Jacetania. Si queréis le podéis dar un me gusta en la estrella que sale debajo de la opción de compartir abajo del todo. Gracias y ¡Hasta pronto!

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