El pueblo de Lamata. Comarca del Sobrarbe. Provincia de Huesca. Visitando el lugar de origen de… ¿parte de mis antepasados?

Hola amigos, esta vez dedico una entrada de mi blog a la visita que realicé al pueblo de Lamata, que como sabéis, es mi segundo apellido. Fue a la vuelta de la excursión que hice al Ibón de Plan, o Basa de la Mora, el pasado sábado día 6 de julio, con mi amigo Ángel, y que ya pondré en este blog más adelante. Paré en este pintoresco pueblo porque me hacía ilusión conocer el lugar de origen de mis antepasados, o al menos de mi segundo apellido.

Y es que el apellido  Lamata, es originario de aquí, tal y como explica la heráldica del mismo: “Familia infanzona aragonesa, oriunda de la localidad oscense de su apellido; en 1.585 una rama suya está afincada en Zaragoza, en 1.626 otra en Teruel y Zaragoza, y en 1.646 en Tarazona; finalmente, en 1.764, en Mallén.  Sus armas heráldicas consisten en un escudo de plata con una mata de col en sinople.”

El significado u origen del apellido según estudios es éste: la palabra deriva del latín LANDA, que significa «lugar con prados», y se menciona como «Lamata» en todos los documentos que se refieren al núcleo, desde los primeros conocidos que datan del siglo XII, hasta la actualidad. También atribuyen su etimología a la raíz prerromana MATTA, que suele significar «bosque».

Mi apellido se podría englobar en los llamados toponímicos: la costumbre de tomar un apellido con nombres de los lugares viene desde antiguo y podemos citar, a manera de ejemplo, a Thales de Mileto y a Pitágoras de Samos. Los lugares desde donde procedían los individuos, en donde vivían o de los cuales eran propietarios, han sido siempre muy importantes para la conformación de apellidos.

Lamata es un pueblo aragonés del municipio del Abizanda, que es su Partido Judicial, en la provincia de Huesca, perteneciente a la comarca de Sobrarbe. Está a 577 metros sobre el nivel del mar. Su población- actualmente (2019)- es de 10 habitantes, según nos dijo el dueño de la casa Cosculluela, con el que hablamos, aunque como pasa con todos estos pueblos en épocas de vacaciones, el número de gente aumenta.

Foto que hice desde la carretera a Abizanda. Lamata pertenece a esta localidad que está muy próxima.

Geográficamente, Lamata se encuentra en una llanura que geológicamente se corresponde con una terraza aluvial, en la ribera derecha del valle del río Susía, en la subcomarca sobrarbense que se conoce como Viejo Sobrarbe.

Se llega por una pista asfaltada que nace en la carretera autonómica A-138, unos 150 m antes del Mesón de Ligüerre (circulando en sentido Barbastro hacia Aínsa). Lo  primero que ves es una casa rectangular que tiene pintas de ser muy antigua, y a su izquierda una iglesia. Ahí aparcamos, justo a la entrada de la población. El primer habitante que nos recibió fue un simpático perro pastor, que iba y venía en torno a nosotros moviendo el rabo amistosamente. Bajamos del coche y me hice, como no podía ser menos, la foto junto al cartel del pueblo.

La iglesia y la casa Cosculluela, es lo primero que se ve al llegar al pueblo. Esta casa es de antes del año 1.400
Un simpático perro pastor nos recibió primiero. Nadie más.

Mientras me hago la foto, casi simultáneamente, y tras de mí oigo una voz que me pregunta, «¿qué buscan?». Me giro y veo a una persona de avanzada edad que se va acercando. Yo le  digo, nada, nada, que estamos de visita. Cuando llega a nuestra altura, le explico que el motivo de estar allí es que mi segundo apellido es como el del pueblo y que he venido a visitarlo.

La iglesia de Lamata. Esto se ve al llegar.

En cuanto le digo esto, cambia de actitud y se muestra cordial e incluso especialmente locuaz. Se ve que tiene ganas de hablar. Estas personas de los pueblos un tanto aislados aprovechan cualquier ocasión para salir de su monotonía. Comentamos algo sobre el calor que hace y nos dice a mi amigo y a mí que nos  va a enseñar un sitio donde no hace nada de calor y acto seguido, nos invita a pasar a su casa. Nos parece descortés no hacerlo, pero pensamos que hay que ver con qué alegría  estas personas de los pueblos pequeños se aventuran a invitarte a su casa sin conocerte de nada. La casa a la que nos invita a entrar es la casa Cosculluela, tal y como  indica el nombre labrado en la piedra que hay a un lado de la puerta.

Pasamos y efectivamente la sensación de frescor es inmediata. Estas casas antiguas guardan el fresco como nadie. Nos va introduciendo en diferentes salas y nos lleva a una especie de gran estancia rectangular con dos ventanucos al fondo por donde entra la luz. El techo de bóveda de cañón. Todo en piedra.Y es que como nos dijo, en esa casa, llamada la casa Cosculluela, habitó gente noble y nos explicó que databa del año 1.400, y que tenía documentación que así lo acreditaba.

El interior de una zona de la casa Cosculluela.

Pues bien, mientras mi amigo Ángel se quedó un rato hablando con él, pues no paraba de charlar, yo agradecí su hospitalidad pero marché para ver lo que pudiera del pueblo pues ya íbamos con el tiempo justo y no queríamos volver tarde a Zaragoza. No podía perder el tiempo. Ya una vez fuera, me dirijo a visitar la zona de la iglesia. La iglesia está dedicada a San Acisclo y Santa Victoria ​ y es una construcción del siglo XVI. ​ El edificio es sencillo. Arquitectónicamente no tiene nada de particular. En la plaza que forman la iglesia, la casa Cosculluela y una granja que hay por detrás de esta última, está el crucero de Lamata, que está declarado Bien de Interés Cultural.

En la puerta de la iglesia de Lamata

Todo es de piedra, y tiene el aspecto desgastado del paso de los siglos. Me hago alguna foto de recuerdo y también del  lugar. Como veo que ya va haciéndose tarde, llamo a mi amigo, para que salga de la casa y me acompañe, pues quiero visitar el  pueblo completo, y la idea es llegar con el coche hasta el final del mismo, aparcarlo allí y recorrer esa parte antes de marchar. Justo enfrente de la casa Cosculluela hay huertos y unos cuantos frutales.

La placeta con el crucero que está declarado Bien de Interés Cultural
Justo al entrar en el pueblo, a la derecha, campos y árboles. Al fondo en el horizonte la Peña Montañesa
Detrás de la casa Cosculluela hay corrales y ganado

Me fijo en las vistas.En el horizonte se ve la Peña Montañesa, Monte Perdido, El cilindro de Marboré y el Casco, esto es, las tres sorores, o tres serols, como se dice en aragonés, que significa las tres hermanas, refiriéndose al macizo de Monte Perdido.

Vistas desde Lamata. Las tres serols, o las tres sorores (hermanas) Monte Perdido, El Cilindro de Marboré y el Casco

Nos despedimos de nuestro único habitante de Lamata por el momento y montamos en el coche. Una vez aparcado,según los planes, recorremos la  calle principal. Lo que pude ver es que Lamata destaca por el número de casas nobles que hay, por algunos edificios de grandes dimensiones y por elementos arquitectónicos destacables como las ventanas de la casa Arasanz o los pozos de agua que tienen casi todas las edificaciones.

Lamata está «diseñado» casi en torno a una única calle principal

Disponer de un pozo en cada una de las viviendas es algo que me llamó poderosamente la atención. Las viviendas son unifamiliares, aisladas, autónomas, al más puro estilo montañés, y tienen tres plantas, servicios, habitación, y falsa, además de corrales, eras, pajares…también  tienen pozo propio como he dicho, horno de pan, trujales y bodegas para el vino, lagar y cisternas para el aceite.

El pozo particular frente a la casa Aransanz

En nuestra visita llegamos a una casa que se llama la “casa Aransanz”. Labrada en la piedra, sobre el dintel de la puerta y en una ventana, figuran las fechas de unos años. También hay una cara bajo una ventana.

Aquí todo tiene muchos años. Hasta el olivo junto a la casa parece centenario

También hay escudos en algunas casas, y elementos simbólicos de carácter protector, en las puertas, ventanas, tejados, y también los llamados “espantabrujas” en el remate de las chimeneas. Se pueden ver rostros labrados en las piedras y cruces. Frente a esta casa, está su correspondiente pozo, que a primera vista puede parecer una fuente, pero no lo es.

Está claro que este lugar nos habla de construcciones y tiempos ya muy lejanos

Mientras vamos avanzando, un cartel nos informa sobre un museo con la historia geológica del lugar y sobre los fósiles encontrados. Parece interesante. Pero las visitas son concertadas previamente.

Hay un museo paleontológico que muestra fósiles encontrados en la zona

Seguimos la visita. Todo es del color de la piedra. Y es que así son las casas. Junto a una de ellas, hay una señora que está pelando lo que parecen judías. Es la dueña de la vivienda junto a la que está, que además tiene un huerto. Hablamos un rato con ella. Nos cuenta que aún se están rehabilitando algunas casas antiguas en la parte más alejada del pueblo. Le explico que he venido por mi apellido, porque tenía curiosidad por ver el pueblo. Al poco aparece su hijo, nos saludamos y poco más. Tercera persona que vemos en Lamata. Enfrente hay un edificio de piedra. Parece un corral. Tiene un ventanuco con una malla de alambre. Detrás hay unas gallinas que intentan sacar la cabeza por los agujeros de la malla y que nos miran curiosas cuando nos acercamos.

La dueña de la casa recogiendo los productos de su huerta
Un corral «interior» con sus gallinas

En otra zona del pueblo vemos una fuente, y junto a ella un crucero. Nos hacemos fotos. Este pueblo es más bien lineal, no hay casi calles adyacentes, y las que existen se alejan poco de la calle principal.

Otro crucero. Ya he visto dos. El de la iglesia y este. En la fuente de al lado nos hemos refrescado y bebido agua

En cuanto a otro tipo de construcciones que no sean casas no veo estructuras defensivas o militares aparentes. Ni siquiera en ruinas. De todas formas se sabe que Lamata tenía un castillo aunque en la actualidad no se conservan restos porque el Rey de Aragón, Ramiro I el Monje, lo cedió a los canónigos de la catedral de Huesca en 1.137. Éstos lo debieron destruir o transformar adecuándolo a sus necesidades. Otro dato curioso es que en 1.626, algunos vecinos infanzones de Lamata asistieron a las Cortes de Barbastro. ¿Pudieron ser algunos de mis antepasados? Vete tú a saber. Lo que sí compruebo es que si alguna vez hubo algún Lamata de apellido por aquí, ahora ya no queda ninguno. Hubiera sido genial encontrarse con uno, pero no.

Aquí todo son caserones de piedra.

La sensación que me queda del lugar es que es un pueblo muy antiguo, con todas las casas de piedra, que seguro tienen mucha historia que contar. Es pequeño, pero las calles están limpias y el aspecto general es de que está bastante cuidado.

Antes de marchar, y por un momento, contemplando este lugar, pienso que hace siglos, personas que vivieron aquí y con las cuales quizás comparto parte de mi material genético, vieron estos paisajes, contemplaron estas montañas y observaron estos cielos. ¿Quienes serían? ¿cuáles fueron sus vidas?. Nunca lo sabré. Llegará un día en que todo lo que somos, todo lo que hicimos y lo que fuimos, se perderá para siempre en el olvido, después de sólo unas pocas generaciones. Pero tengo claro que hay un poso de eternidad en lo que, para bien o para mal, heredamos genéticamente. La herencia nos define a través de nuestro pasado biológico y también nos da un atisbo de inmortalidad al extenderse hacia el futuro. En ese sentido, todos, de una forma u otra, perduraremos.

Pues bien, la visita ha terminado, ahora ya hay que reiniciar la marcha. Nos queda llegar a Barbastro, luego a Huesca y finalmente a Zaragoza. Aún queda. De todas formas, habrá que volver algún día por aquí y explorar más la zona. Y los pueblos de alrededor, aunque eso, será otra historia. Espero que os haya gustado este breve reportaje del pueblo de mi segundo apellido. Nos vemos en mi blog. Si queréis le podéis dar un me gusta en la estrella que sale debajo de la opción de compartir abajo del todo. Gracias y ¡Hasta pronto!

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